¿Por qué el poder corrompe a algunas personas y a otras no? es la pregunta que muchos probablemente se hacen. Por ello, un equipo de investigadores realizado de 3 universidades estadounidenses realizó un estudio para dilucidar esta interrogante.
La investigación publicada en la revista Journal of Experimental Social Psychology, revela que las personas de bajo estatus o con un puesto menor en una empresa, que en un determinado momento se les asigna mucho poder, suelen degradar y humillar a sus subordinados.
Para ello, se analizó la relación que existe entre la categoría y el nivel de autoridad de un cargo, según consigna Muy Interesante, agregando que los resultados de este sondeo darían luces de “por qué algunos guardias de la prisión de Abu Ghraib humillaron y torturaron a los prisioneros en Iraq”.
Las conclusiones surgieron a partir de un experimento con estudiantes, a los cuales aleatoriamente se les asignó el rol de “productores de ideas” (puesto de alta categoría) y a otros se les atribuyó el papel de “trabajador” (puesto de baja categoría).
Luego se les pidió elegir tareas para que otros las realizaran, entre una lista de 10 actividades. Estas incluían acciones humillantes como gritar en voz alta “no soy valioso” o “soy mugriento”, o ladrar como un perro; y otras ocupaciones no degradantes como escribir un ensayo, aplaudir 50 veces o saltar 10 veces sobre un pie.
“Los individuos con roles de alto poder y baja categoría eligieron actividades más humillantes para sus socios”, mientras quienes tenían alto grado de poder y categoría alta fueron más condescendientes con los demás.
“Nuestros hallazgos señalan que la experiencia de tener poder sin categoría, ya sea como miembro del ejército o como un estudiante universitario que participa en un experimento, puede desencadenar comportamientos que humillan a los demás”, dijo el coautor del estudio Nathanael Fast, académico de la Escuela Marshall de Negocios de la Universidad de California del Sur en Estados Unidos.
Eso sí, Fast dijo que no debía generalizar, pues algunas personas en la misma situación no se comportan de mala forma.
El experto señala que una solución a esto podría ser que los directores en cargos altos motiven a quienes están en puestos con alto poder y baja categoría, recalcándole “lo importante que son sus funciones”, además de ofrecerles bonos o ascensos.
“Aunque es verdad que los guardias de la prisión tenían poder, es igualmente cierto que sus funciones de trabajo les daban poco o nada de respeto y admiración ante los ojos de los demás. Tenían poder, pero carecían de categoría”, dicen los expertos y agregan que “sería la combinación de estas dos variables –alto poder y bajo estatus- la que desencadena un comportamiento destructivo y humillante”.