El estadounidense Troy Davis, condenado a la pena capital por el asesinato de un policía en 1989, declaró el martes, víspera de su ejecución prevista en Giorgia (sudeste), que “la lucha por la justicia” no se terminaba con su muerte.
“La lucha por la justicia no se acaba conmigo”, dijo Davis en una carta a sus seguidores dada a conocer por la oficina estadounidense de Amnistía Internacional, que la publicó en Facebook y en sus sitio web.
“Esta lucha es por todos los Troy Davis que vinieron antes que yo y todos los que vendrán después de mí”, dijo. “Estoy de buen ánimo y estoy orando y en paz. Pero no voy a dejar de luchar hasta haber exhalado mi último aliento”.
Pese a las protestas en todo el mundo, un comité de gracia negó conmutar la pena el martes a Davis, despejando el camino para su ejecución el miércoles en un caso que se ha convertido en una célebre causa internacional de opositores a la pena de muerte.