Ocho ‘All Blacks’, acompañados del entrenador Graham Henry, acudieron este domingo a diferentes barrios de Christchurch afectados por el sismo del 22 de febrero en la segunda ciudad de Nueva Zelanda y rindieron homenaje a las víctimas.

Varios de entre ellos veían por primera vez de cerca los daños ocasionados por el sismo y todos quedaron impresionados. El resto vive en la ciudad y juega en el equipo local, los Canterbury Crusaders.

“Al final, el rugby es simplemente un juego”, dijo el hooker Keven Mealamu, resumiendo el sentir general.

Todo el equipo neozelandés llegó el domingo a Christchurch, donde debe estar cuatro días para preparar su próximo partido contra Francia, el sábado 24 de septiembre, en Auckland.

“Jugamos por mucha gente de aquí”, añadió Mealamu, mirando, detrás de una barrera, la “zona roja”, la más afectada por el sismo, con edificios destruidos en lo que era un barrio muy animado antes del temblor de tierra.

“Mi reacción es evidente. Es horrible, es más fuerte de lo se puede ver por televisión o a través de los medios estos últimos meses”, declaró Graham Henry, cuya madre, de 95 años, vive todavía en Christchurch.

“Estoy muy feliz de que hayamos podido venir para apoyar a los habitantes de Christchurch. Tengo una profunda pena por la gente que sufrió esta catástofe”, señaló el entrenador.

El segunda línea Sam Whitelock, que juega en los Canterbury Crusaders, estaba en la ducha cuando se produjo el sismo, y corrió fuera de la casa, tapándose con una toalla.

“A causa del terremoto no hay partidos aquí para la gente de la ciudad. Nuestra visita es la única ocasión para ellos de sentirse implicados en el Mundial. Estamos por lo tanto felices de estar aquí y estar con los afectados”, afirmó Whitelock.

Los jugadores de la selección inglesa, acompañados de su entrenador Martin Johnson, acudieron también el 6 de septiembre a Christchurch, ciudad en la que debían inicialmente jugar dos partidos de la fase de grupos contra Argentina y Georgia.

Los escoceses viajaron el sábado a la ciudad y entregaron un cheque de 85.000 dólares neocelandeses (51.000 euros) al fondo de apoyo a las víctimas del sismo, mientras que los australianos tienen previsto acudir el 28 de septiembre.

Un terremoto causó 181 víctimas el 22 de febrero en Christchurch, la ciudad de la isla sur de Nueva Zelanda que debía albergar siete partidos del Mundial, entre ellos dos cuartos de final, pero los daños, sobre todo en el estadio y la infraestructura hotelera, obligaron al cambio de escenario de los encuentros.