La próxima semana los palestinos acudirán a la ONU para obtener lo que ni la lucha armada ni las negociaciones pudieron conseguir desde hace décadas: la admisión de un Estado soberano de Palestina con las fronteras de 1967 y Jerusalén Este como capital.

El 23 de septiembre próximo, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, presentará la demanda de adhesión al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, salvo que surja una alternativa de negociaciones “creíble”.

Por su lado, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, decidió pronunciar un discurso ante la Asamblea General para explicar las objeciones de Israel a la demanda de adhesión de un Estado palestino.

“El tren palestino viaja hacia Nueva York”, repiten sus dirigentes, a pesar de las amenazas estadounidenses y de las últimas presiones para impedir que el “convoy” llegue a la sesión anual de la Asamblea General.

La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, insistió en desalentar la intención de Abas al decir este jueves que ve “un creciente reconocimiento” entre las “partes en la región” de que sería mejor para los palestinos abandonar su intento.

“Creemos firmemente que el camino a la paz y dos estados viviendo lado a lado no va a través de Nueva York, va a través de Jerusalén y Ramala”, dijo la jefa de la diplomacia norteamericana, quien sin embargo no quiso adelantar cuán probable era el éxito del esfuerzo que lidera Estados unidos para evitar la iniciativa palestina.

Jurando privilegiar las negociaciones, los palestinos se declaran “obligados” a ir a Naciones Unidas debido al fracaso del proceso de paz con Israel desde hace un año.

En toda Cisjordania, las calles están embanderadas y se preparan manifestaciones “no violentas” para acompañar la “gestión histórica” ante la ONU.

Ban, entretanto, se manifestó también ante la creciente tensión diplomática y llamó este jueves a los palestinos a retomar las negociaciones de paz con Israel, agregando que el punto muerto en que se encuentran está perjudicando a todo Medio Oriente.

“Les pido que entren en unas negociaciones significativas y la comunidad internacional tiene la obligación de crear algunas condiciones favorables para que eso suceda”, sostuvo el jefe de la ONU.

La dirigencia palestina llamó a “una amplia movilización en Palestina, en los campamentos de refugiados, en el mundo árabe y en todos los países del mundo”.

En tanto que jefe de la Organización de liberación de la Palestina (OLP), único representante legítimo del pueblo palestino, Abas debería entregar personalmente la demanda de adhesión del nuevo Estado a Ban el 20 de septiembre.

No obstante, el embajador palestino ante Naciones Unidas, Riyad Mansour, dijo este jueves que no han decidido aún si acudir al Consejo de Seguridad o a la Asamblea General.

“No tenemos aún una decisión final sobre la vía que seguiremos primero”, afirmó Mansour.

Se trataría de un Estado en las fronteras del 4 de junio de 1967, es decir con Cisjordania, Jerusalén Este y la franja de Gaza, territorio ocupados por Israel tras la guerra israelo-árabe de aquel año.

“Ahora estamos listos”, afirmó el primer ministro, Salam Fayyad, asegurando que ha cumplido su objetivo de “hacer inevitable el estatuto de Estado”.

Pero la ambición palestina se enfrente a la hostilidad de Estados Unidos y de Israel.

La administración Obama, después de haber dejado esperar a los palestinos un ingreso a la ONU en 2011, hizo saber que vetaría su gestión ante el Consejo de Seguridad, decepcionando a una opinión palestina que esperaba mucho del presidente estadounidense.

En tal situación, los palestinos podrían ir a la Asamblea General para solicitar el estatuto de “Estado no miembro”, tal como es el Vaticano.

Esta fórmula, con la condición de obtener una mayoría simple de la Asamblea, –que ya tienen con 127 Estados de los 194 es decir casi dos tercios– les permitiría convertirse en miembros con plenos derechos de todas las agencias de la ONU y de tratados internacionales.

Israel, aislado, se mantiene como espectador de una iniciativa que se le va de las manos, limitándose a llamar al reinicio de las negociaciones y a tratar de limitar los daños.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que parecía dubitativo, anunció finalmente el jueves que viajará a la Asamblea General para presentar las objeciones de Israel a la demanda de adhesión de un Estado palestino.

“Pensé que está justificado que hable en Naciones Unidas y presente los hechos tal como son”, dijo el jefe del gobierno israelí.

“Israel quiere la paz e intentó negociar desde hace dos años y medio. Sabemos que la paz depende de un reconocimiento (mutuo) y de la seguridad”, añadió Netanyahu.

De su lado, el jefe de la diplomacia israelí, Avigdor Lieberman multiplica las advertencias por las “consecuencias graves” de la gestión palestina.

En el terreno, la policía y el ejército israelíes se preparan ante una posible “tercera Intifada” mientras los colonos esperan hacer todo lo posible para impedir la creación de un Estado de Palestina.