El sueño se truncó rápidamente. Y no por culpa de ellos. Matías Sborowitz y Gonzalo Lama habían arrancado el Us Open junior con sendos triunfos en singles. Pero eso fue el domingo (Sborowitz) y el lunes (Lama).

El martes comenzó a funcionar el satélite que envía señales del tiempo a Estados Unidos y el resto de América. Y el anuncio noticioso era el peor: lluvia dos días seguidos.

No hubo compasión con los juveniles. Apenas reprogramaron para el jueves, a los menores de 18 años los mandaron a jugar a media hora del centro tenístico Billie Jean King, en el que se desarrolla el Abierto de Tenis de los Estados Unidos. No solo los hicieron cambiar de lugar ya fijado para el certamen de su categoría sino que trocaron las condiciones: de cemento al aire libre, pasaron a canchas rápidas bajo techo.

No hubo nada que hacer en los singles: Sborowitz perdió con el serbio Nicola Milojevic, por 6-2 y 6-0 y Lama con el checo Pavlazek por un doble 6-0. Revisando los resultados de la doble jornada del jueves (el ganador de la segunda ronda debía jugar por 8vos de final ayer mismo), los apellidos que se leen son americanos, checos, ingleses y una excepción: un tenista, Karim Osma, de Egipto.

No pudieron pasar la prueba los juveniles sudamericanos: además de Sborowitz y Lama, también fue eliminado del certamen el boliviano Hugo Dellien, cuarto favorito.

Evidentemente los organizadores de la prueba junior tanto en damas (la argentina Victoria Bossio, 11ma favorita también perdió en segunda ronda ante la croata Donna Vekic por 62 y 63) como caballeros optaron por “sacar” adelante el torneo, sin medir las consecuencias que el cambio de escenario podría generarle a un grupo de jugadores no acostumbrados a presentarse en éstos, más comunes para tenistas de países con fríos intensos y de larga duración (5 a 8 meses) que deben hacerlo para no perder intensidad de entrenamientos y partidos.

Lo más llamativo es que con la mejora del clima (sol y calor para viernes sábado y domingo) los partidos de los juniors se volvieron a trasladar a las dependencias habituales del Us Open, en Flushing Meadows Corona Park. Es decir en una semana los hicieron jugar en lugares con superficie y clima diferentes.

Sborowitz y Lama, lo confesaron, no “vieron” la pelota. La velocidad es otra, no hay humedad ni viento que ofrezcan resistencia. Debe resaltarse que Europa presenta dos meses de canchas rápidas bajo techo en el circuito de la ATP y de la WTA: febrero y octubre. Y como en febrero están programados los torneos de canchas de arcilla de Sudamérica y apenas iniciado marzo la temporada de cemento de Estados Unidos de otoño-primavera (hemisferio Norte), muchos jugadores le escapan a las canchas rápidas indoor de febrero. Y pocos, salvo los más connotados por ranking y por aptitudes para ese tipo de juego van a Europa en octubre.

Una pena porque los dos jóvenes chilenos habían arrancado bien, estaban ilusionados y tenían ganas de cumplir en su último torneo grande con una actuación que los posicionara entre el grupo de los mejores del mundo en la categoría, antes de dar el gran salto al profesionalismo. Pero siempre existe la revancha. Y en condiciones normales, ellos mostraron “pasta” para lo que se viene…