Será un US Open diferente a otros. Porque se jugará en un mes especial, y la final de caballeros se disputará en un día también especial: el domingo 11 de setiembre, el día en que se cumplirán exactamente 10 años de los atentados que sacudieron a Estados Unidos y, fundamentalmente, a su ciudad más emblemática.

La llamada Capital del Mundo conmemorará el domingo 11 de setiembre el décimo aniversario de aquellos trágicos sucesos y se estima que miles de sus ciudadanos y seguramente turistas de muchas partes del mundo circularán esa mañana por Manhattan en dirección al sur de Nueva York para asistir a los actos ya programados por las autoridades nacionales y estatales.

En ese contexto, el US Open, el último torneo del Gran Slam del año, tiene programada, como todos los años su final de singles masculino para las 16 horas (del este) pero su máximo escenario, el Arthur Ashe Stadium, prolongará los homenajes a las víctimas de aquellos atentados con actos que se han proyectado con al menos una hora antes del encuentro decisivo entre los finalistas.

El Abierto de Tenis de los Estados Unidos de 2011 se llevará a cabo bajo los efectos emocionales de la recordación. Sin embargo el público que suele asistir a Flushing Meadows Corona Park, la sede del certamen ubicada en el barrio de Queens, tiende a la distracción, al divertimiento y por supuesto, busca gozar del mejor tenis del mundo, en este caso representado por las 128 y los 128 jugadores del ranking mundial, además de las especialidades de dobles femenino, masculino y los dobles mixtos.

Y a todos estos ítems del torneo, la segunda semana presenta a los más destacados juveniles del mundo los que también se juegan gran parte de su año en el torneo neoyorkino. Si en el cuadro principal de singles se mezclará con los mejores del año, Fernando González en una prueba más que exigente para él con partidos a 5 sets, en el peor de los casos que probará su estado físico con respecto al match de Copa Davis. Además, no es menos cierto que en los juveniles el tenis chileno estará
representado, como pocas veces, por tres jugadores que aspiran a una proyección al profesionalismo y por consecuencia a convertirse en los relevos del tenis chileno: Matías Sborowitz (será cabeza de serie); Gonzalo Lama y Benjamin Ugarte.

Claro, la expectativa que rodea a este certamen se basa en lo que pueda realizar el actual número 1 del mundo, el serbio Novak Djokovic, el mejor del año sin dudas pero con una señal de alarma que sonó días atrás cuando debió abandonar la final de Cincinnati ante el escocés Andy Murray cuando perdía por 6-4 y 3-0.

El hombro derecho, saturado por tantos partidos ganados, trofeos alzados y estrés competitivo, dio aviso de fatiga y ello marcará también mayor concentración acerca de los pasos que el serbio pueda dar en Nueva York. Partidos largos en la primera semana podrían complicarlo si el tiempo de recuperación no alcanzó el grado de suficiente.

Detrás de él, obviamente, el defensor del título, Rafael Nadal, acompañado con otro signo de interrogación: estará recuperado
mentalmente tras sus defecciones en Montreal y Cincinnati. Profesional al ciento por ciento hace más de una semana que está en Nueva York entrenando sobre el cemento que albergará sus aspiraciones y la de muchos otros.

Entre ellos las del gran Roger Federer que pretende llegar a su 17mo título del Gran Slam para convertirse en el más campeón de todos.

También el ganador de Cincinnati, Andy Murray quien jamás ha ganado un torneo del Gran Slam. Y una serie de postulantes que van desde el sueco Robìn Soderling, al español David Ferrer y al norteamericano Mardy Fish, el hombre de la resurrección tenística a los 29 años.

El US Open, desde el domingo 20 de agosto, también presentará a las mejores jugadoras del mundo. Caroline Wosniacki, María Sharapova, y las infaltables hermanas Williams, siempre las más candidatas de todas cuando físicamente están al ciento por ciento. Serena ha dado muestras las últimas semanas de transitar por la senda correcta y a falta de Kim Clijsters (campeona del 2010) emerge como la más sólida para llegar al sábado 10 de setiembre, día de la final.

Y el día antes del 11. Quizás el más especial de todos los domingos de la final del Abierto de Estados Unidos de su historia.