Millones de personas se preparaban este viernes en la costa este de Estados Unidos, especialmente en Nueva York, para el arribo del huracán Irene, que se dirige hacia la zona costera estadounidense tras haber dejado cinco muertos a su paso por el Caribe.
Ante el pánico de que el ciclón azote Estados ajenos a estos fenómenos como Virginia, Massachussetts, Nueva York y Nueva Jersey, el presidente Barack Obama interrumpió sus vacaciones para regresar a Washington y urgió a los estadounidenses a tomar medidas preventivas y respetar las órdenes de evacuación inmediatamente.
“Si están en la trayectoria proyectada de este huracán, deben tomar precauciones ahora”, dijo Obama desde la residencia de vacaciones en Martha’s Vineyard.
Irene avanza por la costa este de Estados Unidos con vientos de 165 km/h, luego de haber devastado islas del archipiélago de las Bahamas el jueves cuando, más fortalecido, derribó árboles, arrancó techos y ventanas de casas y provocó inundaciones que obligaron a cerrar los principales aeropuertos.
En el litoral de Carolina del Norte, en las Outer Banks, una franja de arena de más de 150 km de longitud, el viento y la lluvia propia de los huracanes ya se hacía sentir mientras turistas y residentes continuaban evacuando.
Irene ingresó a Estados Unidos el jueves en la noche produciendo un oleaje intenso en el noreste de Florida mientras avanzaba ligeramente debilitado, como huracán categoría dos, con vientos de 165 km/h hacia las costas de Carolina del Norte, donde se prevé que llegue el sábado en la mañana, informó el Centro Nacional de Huracanes (NHC), con sede en Miami, en su informe de las 15H00 GMT.
Las autoridades de los Estados que van desde Carolina del Norte hasta Nueva York decretaron el estado de emergencia el jueves, y decenas de miles de personas han recibido órdenes de evacuación.
“Es necesario que la gente comprenda que no hay mucho más tiempo y que hay que estar listos”, advirtió el jefe de la agencia federal para situaciones de emergencia, Craig Fugate. Unos 65 millones de personas habitan en las zonas amenazadas por el pasaje del huracán.
A las 15H00 GMT del viernes el centro de Irene se ubicaba sobre las costas del Atlántico de Florida, a unos 530 km al suroeste de Cabo Hatteras, en Carolina del Norte y se trasladaba hacia el norte a una velocidad de 22 km/h, según el reporte.
El huracán categoría dos en la escala Saffir-Simpson, de cinco, podría “variar un poco su fuerza antes de llegar a Carolina del Norte”, precisó el NHC.
Desde que Irene pasó de tormenta tropical a huracán, el lunes, ha dejado al menos dos muertos en Haití, otros dos en República Dominicana y uno en Puerto Rico, donde los daños se estimaron en más de 500 millones de dólares, según el gobernador Luis Fortuño.
En su trayecto, Irene va produciendo condiciones de tormenta tropical y es posible que toque tierra en Carolina del Norte, pero si se mantiene el sábado en el mar, remontará hacia Nueva York.
“Es un gran y poderoso huracán que afectará muchas áreas pobladas”, advirtió Chris Vaccaro, portavoz del Servicio Nacional de Meteorología, en declaraciones a la AFP.
El experto que citó entre las ciudades afectadas a Raleigh, Washington DC, Baltimore, Filadelfia, Nueva York y Boston, agregó que como la tormenta “es muy amplia, vamos a ver vientos muy fuertes y lluvias torrenciales en una zona bastante extensa” del país.
La inauguración del Memorial de Martin Luther King, prevista para el domingo en Washington, con una concurrencia de 250.000 personas, fue suspendida.
El huracán Gloria, en 1985, fue el último ciclón que azotó Nueva York, ciudad además sacudida esta semana por un extraño sismo.
En Nueva York continuaron el viernes con la evacuación de hospitales y casas de retiro mientras las autoridades exhortaron a la población a almacenar productos de primera necesidad, en la perspectiva de que el huracán azote a la ciudad el domingo.
La red ferroviaria Amtrack suspendió todas sus líneas al sur de Washington y las autoridades federales han almacenado millones de kilos de alimentos y litros de agua para atender a las personas evacuadas.
Las Fuerzas Armadas hicieron saber que 98.000 miembros de la Guardia Nacional están listos a intervenir y la Marina decidió enviar al mar sus naves ancladas en el puerto de Hampton Roads, en Virginia.