El Papa anunció este sábado la proclamación de un nuevo doctor de la Iglesia español, en una multitudinaria misa, prólogo de su gran encuentro con los peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en una vigilia de oración, mientras siguen las protestas por su visita.

“Con gran gozo, quiero anunciar ahora al pueblo de Dios (que) declararé próximamente a San Juan de Ávila, presbítero, Doctor de la Iglesia universal”, anunció el Santo Padre en su homilía en la catedral de la Almudena, ante 6.000 seminaristas.

El anuncio fue acogido con un gran aplauso por los futuros sacerdotes, del que es patrón San Juan de Avila, a los que Benedicto XVI pidió que no se dejen “intimidar por un entorno en el que se pretende excluir a Dios y en el que el poder, el tener o el placer a menudo son los principales criterios por los que se rige la existencia”.

“Vuestro corazón ha de ir madurando en el Seminario, estando totalmente a disposición del Maestro. Esta disponibilidad (…) es la que inspira la decisión de vivir el celibato por el Reino de los cielos, el desprendimiento de los bienes de la tierra, la austeridad de vida y la obediencia sincera y sin disimulo”, añadió el Santo Padre, en una defensa del celibato de los sacerdotes.

El templo se quedó pequeño para acoger a todos esos futuros sacerdotes, muchos de los cuales siguieron la ceremonia desde la explanada que se extiende entre el Palacio Real y la entrada a la catedral, a la que llegó el Santo Padre tras haber confesado a primera hora de la mañana a cuatro jóvenes peregrinos participantes en la JMJ.

Benedicto XVI escuchó los pecados de esos cuatro jóvenes, elegidos por sorteo, en el parque del Retiro de Madrid, donde desde el inicio de la JMJ al comienzo de semana, cientos de sacerdotes y obispos se han relevado para confesar a los fieles en 200 confesionarios temporales de tela en forma de vela.

Las confesiones y la misa constituyen el prólogo de la multitudinaria vigilia de oración que el Papa mantendrá con cientos de miles de jóvenes en la tarde de este sábado en el aeródromo de Cuatrovientos, a unos kilómetros a las afueras de Madrid, en lo que constituye en el gran evento de este penúltimo día de la JMJ.

Hacia el mismo se dirigían desde primera hora de la mañana, multitud de jóvenes peregrinos buscando lograr un buen lugar en una explanada en la que se esperan altas temperaturas durante todo el día.

El Papa tiene previsto dirigirse hacia el aeródromo a última hora de la tarde, tras su paso por el Instituto San José, donde el Santo Padre recibirá distintas ofrendas por parte de algunos jóvenes discapacitados físicos y mentales, que son atendidos en esa institución, perteneciente a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.

La vigilia será el colofón de la penúltima jornada de la visita del Papa, que la víspera volvió a verse empañada por las protestas de varios miles de manifestantes por el coste público de la misma.

Al mismo tiempo que una gran procesión ponía el punto final a un multitudinario Vía Crucis presidido por el Papa, a algunos centenares de metros varios miles de jóvenes recorrieron distintas calles del centro de la capital para protestar por el coste de la visita fuertemente custodiados por la policía.

A pesar de algunos cara a cara tensos entre manifestantes y peregrinos, y con la policía, ésta no tuvo que intervenir para disolverlos, algo por lo que también protestaban estos manifestantes, pertenecientes muchos de ellos al movimiento de los “indignados”.

Mientras los organizadores defienden que el coste de las JMJ, de unos 50 millones de euros, lo han financiado en un 80% los propios peregrinos, que pagaron por inscribirse, y el resto, grandes empresas, los críticos denuncian que el Estado ha gastado más de 100 millones de euros en ellas.