Científicos anunciaron el jueves la posibilidad de predecir mejor la erupción de manchas solares, lo cual permite advertir antes las perturbaciones magnéticas que pueden cortar la electricidad e interrumpir las comunicaciones en la Tierra.

Este avance significa que los astrónomos podrán saber con uno o dos días de antelación cuándo se espera que hagan erupción las manchas solares, afinando los pronósticos del estado del tiempo en el espacio y advirtiendo sobre sus posibles consecuencias, dijo el estudio publicado en la revista estadounidense Science.

La nueva técnica podría ser útil en los próximos años, cuando los astrónomos esperan un aumento de la actividad solar alrededor de 2012, aunque algunos consideran que el máximo solar se postergará.

La actividad solar tiende a subir y bajar cada 11 años. El máximo solar y el mínimo solar marcan aproximadamente la mitad del intervalo del cambio de polos magnéticos en el Sol, que ocurre cada 22 años.

El equipo internacional de investigadores, dirigidos por el físico de la Universidad de Stanford Stathis Ilonidis, indicó que esta mejora en las predicciones fue posible gracias a los datos de un proyecto conjunto de la NASA y la Agencia Espacial Europea, conocido como Observatorio Heliosférico y Solar.

El estudio indicó que las potentes ráfagas de energía llamadas manchas solares se inician en los campos magnéticos en el interior del Sol, hasta 65.000 kilómetros por debajo de la superficie.

Observaciones Doppler demostraron que estas fuerzas son “mucho más fuertes que las previstas por los modelos anteriores”, dijo el estudio.

Las fuerzas magnéticas “viajan desde el interior del Sol a velocidades de entre 0,3 a 0,6 kilómetros por segundo.”

La nueva técnica permite a los científicos ver las imágenes de las grandes manchas solares a medida que se forman, y antes de que aparezcan en la superficie del Sol.

“Fuertes flujos emergentes se pueden ahora predecir uno a dos días antes”, dijo el estudio.

Las erupciones solares pueden enviar partículas hacia la Tierra e interferir con las comunicaciones satelitales, sistemas GPS, e incluso con los controles de las aerolíneas.