Centenas de mujeres vistiendo atuendos expresamente provocativos participaron el sábado en Washington en una “Marcha de las putas” (“Slutwalk” en inglés) para pedir el fin de la violencia contra las mujeres y que se deje de culpabilizar a las víctimas, constató la AFP.
Una muchedumbre, compuesta principalmente por mujeres y estimada en cerca de 2.000 personas por la organizadora de la manifestación, Samantha Wright, se reunió frente a la Casa Blanca con pancartas que decían “Esto es lo que llevaba puesto cuando fui violada”.
“Mi cuerpo me pertenece”, decía un cartel pegado a un cochecito de bebé de Virginia Warder, de dos años de edad, quien llevaba puesta una camiseta que decía “Mi mamá es una puta”.
Su madre, Theresia, dijo a la AFP haber sido agredida sexualmente dos veces en su adolescencia, pues “la gente decía que era mi culpa”.
“Esta ‘Marcha de las putas’, como todas las otras, tiene como objetivo permitir a las mujeres decir a los hombres que no podemos protegernos de una violación vistiéndonos de una manera u otra, sino que únicamente los agresores tienen el poder de evitarla” la agresión, subrayó Theresia.
La marcha salió de Lafayette Square, cerca de la Casa Blanca, y se dirigió al Washington Monument, a 1,5 km de distancia.
Wright dijo haber organizado la protesta para explicar que “culpabilizar a las víctimas no sirve más que para recluirlas en el silencio y para perpetuar la violencia sexual”.
El fenómeno de “la Marcha de las putas” nació en Toronto, al suroeste de Canadá, el pasado mes de abril, bajo la forma de una manifestación contra las declaraciones de un policía que dijo que “las mujeres deberían dejar de vestirse como putas si no quieren ser victimizadas”.
Desde entonces, marchas de este tipo han sido organizadas en numerosas ciudades del mundo, entre ellas Auckland y Wellington (Nueva Zelanda), Nueva Delhi (India), Seúl (Corea del Sur), Filadelfia (Estados Unidos) y Sídney (Australia).
Otra “marcha de las putas” está prevista para el domingo en la capital de Costa Rica, San José, para protestar contra el llamado de las autoridades eclesiásticas, quienes pidieron a las mujeres portar atuendos más discretos.