Cuando era pequeño, los padres de Jordy Geller no quisieron comprarle un par de zapatillas Air Jordan de Nike, justificándolo en que eran demasiado caras.

No podían saber que ese gesto desencadenaría una verdadera obsesión en Geller por el calzado deportivo de Nike, al punto de poseer hasta la fecha más de 2.000 pares de zapatillas, las que mantiene en su propio “museo privado” de San Diego, en Estados Unidos.

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