Las misteriosas circunstancias del asesinato, el jueves, del general libio Abdel Fatah Yunes, que se unió a los rebeldes luego de ser un pilar del régimen del coronel Muamar Gadafi, constituyen un duro golpe, tanto político como militar, para los rebeldes.

Mustafá Abdeljalil, jefe del Consejo Nacional de Transición (CNT) rebelde, anunció que Abdel Fatah Yunes fue asesinado por un grupo de hombres armados cuando se dirigía desde el frente hacia Bengasi (este) tras ser convocado por una comisión de investigación para hablar de la situación militar.

Los rebeldes anunciaron tres días de duelo y responsabilizaron de la muerte del general a las fuerzas leales al régimen de Muamar Gadafi. “La intervención de Gadafi es muy clara en este asunto”, declaró en Bengasi el viernes un alto responsable rebelde que pidió el anonimato.

La muerte de Yunes despierta el temor a divisiones entre los rebeldes en un momento en que progresan, tanto en el frente diplomático, con el reconocimiento pleno de Francia y Gran Bretaña, como en el militar, con los avances sobre Brega (este) y en las montañas del suroeste de la capital.

También provocó una serie de rumores, algunos de los cuales afirman que los rebeldes detuvieron y mataron al general, sospechoso de traición.

“Les pido que no presten atención a los rumores que las fuerzas de Gadafi intentan propagar en nuestras filas”, replicó Abdeljalil el jueves por la noche a la prensa.

Nadie dispone de todas las respuestas, pero “vendrán con el tiempo”, aseguró el alto responsable rebelde interrogado el viernes por la AFP, minimizando los riesgos de disensiones internas o un ajuste de cuentas de parte de los soldados que siguieron a Yunes o a miembros de su tribu.

“La gente sabe que (esas disensiones) benefician a Gadafi y la gente está en contra de Gadafi. Incluso los miembros de su tribu fueron razonables, conscientes de que se trata de una trampa de Gadafi para crear problemas”, declaró.

Dos responsables de la tribu Al Obeidi, a la que pertenecía el general Yunes, estaban presentes el jueves por la noche en la conferencia de prensa de Abdeljalil. Pero justo después del anuncio de su muerte, una decena de hombres armados llegó al lugar disparando al aire. Los periodistas fueron evacuados y un testigo relató luego que los hombres armados pudieron ser calmados y partieron del lugar.

El jueves por la noche, Abdeljalil también llamó a los grupos armados que ofician como milicias en numerosas localidades controladas por los rebeldes a unirse a las fuerzas del CNT.

“Este es un último llamado a los individuos armados en el interior de las ciudades. No vamos a autorizar milicias armadas en las ciudades. Tienen dos opciones: pueden dirigirse al frente o quedar bajo la autoridad de las fuerzas del Consejo Nacional en el seno de las ciudades”, declaró.

El viernes por la mañana unas 200 personas estaban reunidas para homenajear al difunto en su vivienda de Bengasi, según un testigo.

Abdel Fatah Yunes era, antes de unirse a los rebeldes, el número dos del régimen del coronel Gadafi. Ocupaba, entre otros cargos, la función de ministro de Interior. En 1969 participó en el golpe de Estado que llevó al poder a Gadafi.

Se unió muy pronto a los rebeldes poco después del inicio del movimiento de protesta el 15 de febrero, al igual que Mustafá Abdeljalil, entonces ministro de Justicia.

Gran Bretaña condenó este viernes el asesinato.