Los investigadores noruegos intentan esclarecer varios misterios sobre los atentados cometidos por Anders Bhering Breivik la semana pasada, como el motivo por el cual llevaba un walkie-talkie cuando llevó a cabo el tiroteo en la isla de Utoya y sus afirmaciones de que contaba con cómplices.
Este mismo jueves, los expertos en terrorismo de la Unión Europea se reunirán de urgencia en Bruselas con sus homólogos noruegos para analizar los medios de los que dispone la UE para prevenir ataques similares.
Behring Breivik confesó haber sido el autor de la masacre y dice que actuó solo. Sin embargo, la policía noruega aún busca eventuales cómplices en el país y posibles ramificaciones en el extranjero.
“Siempre dijimos que no excluimos que otras personas estén implicadas e investigamos este punto”, declaró el jueves a la AFP un portavoz de la policía de Oslo, Henning Holtaas.
“La teoría sobre eventuales complicidades se debilita con el tiempo”, agregó subrayando que “no se encontró ningún indicio en apoyo” a esta hipótesis en el lugar del drama.
El viernes pasado Behrin Breivik, un extremista de derecha de 32 años, cometió un atentado con coche bomba contra la sede del gobierno en Oslo, que dejó ocho muertos. Poco después disparó en la isla Utoya, a unos 40 km al oeste de la capital, en donde estaban reunidos unos 600 jóvenes de la juventud del Partido Laborista, en el poder, causando la muerte a 68 personas.
Para perpetrar su ataque en Utoya, Behring Breivik se disfrazó de policía. Según los testigos llevaba un walkie-talkie, que podría ser parte del disfraz pero también podría haber sido utilizado para comunicarse con eventuales cómplices.
“Vino hacia nosotros, estaba vestido como un policía. Tenía todo el equipo, el walkie-talkie, las armas, todo”, declaró el miércoles a la AFP un sobreviviente, Jo Granli Kallset, de 15 años.
Pero los investigadores se rehúsan a confirmar la existencia de ese walkie-talkie.
Según su abogado, Geir Lippestad, el autor confeso de los ataques, que declaró estar en una cruzada para “salvar a Noruega y Europa occidental de, entre otras cosas (…), una invasión musulmana”, evocó una organización que incluía a otras “dos células en Noruega” y “varias células en el extranjero”.
La jefa del servicio interior de inteligencia noruego, Janne Kristiansen, indicó que por el momento no hay pruebas de que el autor confeso tuviera cómplices o eventuales vínculos con tales “células” europeas.
Pero sus servicios trabajan “en estrecha relación” con sus homólogos “en Europa, Estados Unidos y otros” países, indicó.
Este jueves se lleva a cabo en Bruselas una reunión extraordinaria de grupos de trabajo sobre el terrorismo convocada por la presidencia polaca de la Unión Europea.
Esta reunirá a representantes de Europol, del coordinador de la lucha contra el terrorismo de la UE, Gilles de Kerchove, y de expertos de los Estados miembros de la UE.
El miércoles en Oslo, el primer ministro noruego Jens Stoltenberg anunció la creación de una comisión, “la comisión del 22 de julio”, para sacar provecho de las lecciones de estos dos ataques.
Stoltenberg también se comprometió a estudiar las medidas de seguridad, cuando hay numerosas críticas sobre la manera en que la policía hizo frente a los ataques, en especial debido a su lenta reacción para neutralizar al tirador.
En detención provisoria desde el lunes por un primer periodo renovable de ocho semanas, Behring Breivik será sometido a exámenes psiquiátricos. Justo antes de la matanza difundió en internet un manifiesto de 1.500 páginas repleto de diatribas islamófobas y antimarxistas.