Anders Behring Breivik, sospechoso de los ataques que el viernes costaron la vida a 76 personas en Noruega, reconoció este lunes los hechos durante su primera comparecencia ante un tribunal y permanecerá al menos ocho semanas en prisión preventiva, aunque no se declaró culpable.
La juez Kim Heger anunció a la prensa que al término de las primeras ocho semanas la prisión preventiva podría ser renovada. El tribunal precisó que pasará cuatro semanas en régimen de aislamiento total.
Durante la audiencia, el sospechoso, de 32 años de edad, afirmó haber querido con estos ataques defender a su país y a Europa contra el islam y el marxismo, declaró Heger.
Según el fiscal, el joven se declaró dispuesto a pasar toda su vida en la cárcel.
Según la juez, Behring Breivik afirmó asimismo que el objetivo de los ataques no era causar el mayor número posible de víctimas.
La policía revisó este lunes el balance de los dos ataques perpetrados el viernes, reduciéndolo de 93 a 76 víctimas mortales.
El sospechoso, al que no se autorizó a comparecer en uniforme en la sala, aludió a la existencia de “otras dos células” en su organización, precisó un actuario del tribunal, Geir Engebretsen, en una rueda de prensa.
La audiencia, que duró unos 40 minutos, tuvo lugar a puerta cerrada por deseo de la policía.
“Existen informaciones concretas que indican que una audiencia pública, en presencia del sospechoso, puede provocar una situación extraordinaria y extremadamente delicada para la investigación y la seguridad”, había explicado previamente la juez Heger para justificar esta decisión.
Según la agencia NTB, Anders Behring Breivik llegó al tribunal por una entrada trasera del edificio y personas que se estacionaban cerca atacaron el vehículo que lo transportba, un Mercedes blindado, según la prensa, gritándole “traidor” y “canalla asesino”.
La masacre provocó una ola de indignación y solidaridad en el mundo.
Todos los países nórdicos observaron este lunes un minuto de silencio a la misma hora en solidaridad con Noruega.
El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo este lunes en Londres que la masacre es “un hecho muy grave” que requiere “una respuesta europea, compartida, en defensa de la libertad y la democracia”.
En una conferencia de prensa conjunta tras entrevistarse con su homólogo británico David Cameron, Zapatero añadió que “es una de las mayores tragedias que hemos vivido en décadas”.
Planificada desde hace tiempo, la masacre fue una de las más sangrientas de la historia noruega.
La policía precisó que el número de muertos en el tiroteo contra una concentración de jóvenes laboristas en la isla de Utoya bajó a 68, frente a los 86 barajados hasta ahora, y el del atentado con bomba contra la sede el gobierno en Oslo subió a ocho, en vez de siete.
Todos los cuerpos de las víctimas fueron evacuados de la isla, lo que ha permitido precisar el balance, explicó un portavoz.
Justo antes de la matanza, Anders Behring Breivik difundió en internet un manifiesto de 1.500 páginas en el que se presenta como un “cruzado” comprometido en la lucha contra el islam y especialmente contra el marxismo.
En su manifiesto, lleno de diatribas islamófobas y antimarxistas, redactado en inglés y titulado “A European Declaration of Independence – 2083″, explica que decidió empezar a preparar los ataques en el otoño de 2009, y detalla la que sería su forma de actuar.
En Noruega, donde la pena máxima es de 21 años de prisión, algunas voces reclamaron restablecer la pena de muerte.
En la isla de Utoya, el sospechoso, disfrazado de policía y en posesión de dos armas de fuego, entre ellas un fusil automático, disparó durante más de una hora contra los muchachos que habían asistido a un campamento de verano de la juventud laborista.
Los sobrevivientes explicaron que disparó contra jóvenes que trataban de huir nadando, remató a los heridos y tiró contra las tiendas de campaña.