Un estudio científico, dirigido por el gobierno de Venezuela, confirmó que los restos del Libertador Simón Bolívar, enterrados en Caracas, son auténticos, aunque no pudo precisar las causas de su muerte, informó el lunes el vicepresidente Elías Jaua.
El estudio realizado “nos permite asegurarle a los venezolanos que los restos que honramos en el Panteón Nacional son los del más grande de América, el Libertador Simón Bolívar”, dijo el vicepresidente, al revelar los resultados de la investigación iniciada en julio de 2010.
“Al fin podemos decir con certeza plena: ahí está Bolívar”, corroboró el presidente Hugo Chávez, en una llamada telefónica a la televisión oficial VTV.
No obstante, la comisión de especialistas, en la que participaron expertos extranjeros, “no puede emitir conclusiones definitivas en lo referente a las causas de la muerte del Libertador”, añadió Jaua.
“Continuaremos trabajando con las muestras que tenemos para identificar las causas de la muerte, porque en lo personal, más que certezas, quedaron más dudas sobre la causa de la muerte de Simón Bolívar”, indicó el vicepresidente.
La investigación comparó el ADN hallado en la tumba de Bolívar con los restos exhumados de sus hermanas María Antonia y Juana, y se logró confirmar que coinciden con los de la primera.
El estudio indicó que los restos de la segunda no corresponden a Juana Bolívar.
Chávez se dijo satisfecho por los resultados “como venezolano e hijo de Bolívar”.
“Bolívar es más que un esqueleto. Es Bolívar vivo y luchador que hoy se ha puesto al frente de esta revolución y de este pueblo, del renacimiento de América Latina y del Caribe”, agregó el jefe de Estado.
Los restos de Bolívar fueron exhumados en julio de 2010 de manera inesperada por el gobierno para certificar que pertenecían al Libertador, determinar las causas de su muerte en 1830 y preservar mejor sus restos.
La versión histórica señala que Bolívar murió de tuberculosis en la localidad colombiana Santa Marta, pero el presidente Hugo Chávez duda de esta versión e incluso dio a entender en ocasiones que el prócer fue envenenado por sus enemigos, que “lo querían muerto”.