A medida que avanza la investigación sobre el doble atentado que afectó la capital y la isla noruega de Utoya este viernes, causando más de 90 muertos, muchos de ellos adolescentes, comienzan a conocerse los primeros detalles sobre el hasta ahora único inculpado de los ataques.
Según confirmaron las autoridades, Breivik, de 32 años, era el propietario de una granja donde comercializada productos agrícolas, llamada Breivik Geofarm.
Sin embargo su vida aparentemente tranquila se alternaba con una ideología fundamentalista cristiana, marcada por pensamientos de ultraderecha y de odio hacia los musulmanes, como demostró el material encontrado por la policía en su vivienda.
El hombre hacía un uso aparentemente ligero de las redes sociales, con un perfil de Facebook somero (actualmente bloqueado por la policía y del que sólo se rescató esta impresión de pantalla), además de una supuesta cuenta en Twitter que no se relaciona a ningún contacto y donde escribió en inglés, este 17 de julio, un solo enigmático mensaje: “Una persona con una creencia tiene la misma fuerza de 100.000 que sólo tienen intereses”.
Anders Behring Breivik llegó hasta la isla de Utoya, donde se celebraba un campamento de la juventud del Partido Laborista, disfrazado de policía, logrando acercarse al grupo con la excusa de verificar la seguridad del recinto.
Una vez allí comenzó a disparar indiscriminadamente contra los adolescentes, en su mayoría de 15 y 16 años, matando a más de 80 de ellos. Según versiones de testigos, el hombre parecía tranquilo mientras disparaba advirtiendo a gritos que “todos iban a morir”.
Se investiga si tuvo participación en la explosión que sólo horas antes afectó el centro de Oslo, frente a la sede presidencial, dejando hasta el momento una decena de víctimas fatales. También se busca a posibles cómplices.