Los apremiantes desafíos en seguridad en la región más violenta del mundo, las amenazas por el cambio climático y los lentos avances en el proceso de integración dominan la agenda de la cumbre centroamericana que se desarrollará este viernes en San Salvador.

“La cumbre de presidentes va a revisar particularmente los avances en materia de seguridad y de cambio climático”, declaró el vicecanciller salvadoreño Carlos Castaneda a la AFP.

La cita ocurrirá un mes después de que los gobernantes centroamericanos, de México y Colombia, junto a la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, lanzaran en Guatemala una ofensiva para impedir que el istmo se consolide como nuevo bastión del narcotráfico.

Los poderosos cárteles de la droga buscan en Centroamérica una vía alternativa a México para hacer llegar la cocaína sudamericana a Estados Unidos, luego de que el gobierno mexicano emprendiera una ofensiva militar contra el narcotráfico en diciembre de 2006.

A la cita están convocados los siete gobernantes del istmo, incluido Belice, y de República Dominicana, que también integra el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), un bloque que comenzó a gestarse hace medio siglo, que ostenta escasos logros y cuyos miembros suelen enfrascarse en rencillas.

Todos los invitados asistirán a la cumbre, salvo deserciones de último minuto, a diferencia de la anterior cumbre del SICA, efectuada en Belice en diciembre, a la que asistieron solo cuatro de los ocho mandatarios.

El secretario general del SICA, Juan Daniel Alemán, dijo que los gobernantes harán “una valoración del rendimiento” de la conferencia de Guatemala.

“Estamos firmes, vamos armonizados (a la cumbre) y sobre todo con el mejor deseo de concretar, incidir y de impactar directamente en este flagelo y en esta agresión que estamos teniendo del crimen organizado y el narcotráfico”, señaló.

En la cita de Guatemala, Centroamérica obtuvo promesas de la comunidad internacional de aportar 2.000 millones de dólares, la mayor parte en créditos, para el combate de la criminalidad en la región, considerada por la ONU como la más violenta del mundo, con excepción de zonas en guerra.

A los poderosos cárteles de drogas se suman las temibles maras o pandillas, que extorsionan y asesinan a ricos y a pobres y mantienen en la zozobra a los habitantes del Triángulo Norte: El Salvador, Honduras y Guatemala.

Además del acuciante tema de la seguridad, Alemán dijo que es de “importancia” revisar la agenda ambiental de una región muy vulnerable al cambio climático y a los desastres naturales, por su abrupta geografía y la carencia de infraestructura.

“Centroamérica es un istmo que está en constante reconstrucción por los huracanes, por las tormentas tropicales, por los terremotos, entonces este es un tema que lo estamos viendo”, aseguró Alemán.

Entre 1960 y 1999 las catástrofes naturales han dejado unos 57.000 muertos, 123.000 heridos y 10 millones de desplazados o evacuados, según un estudio de expertos de universidades de Francia, España, Italia, México y Centroamérica.

Con unos 521.000 km2 y 43 millones de habitantes, casi la mitad de ellos en la pobreza, Centroamérica busca además dejar atrás definitivamente la crisis económica, tras ser muy golpeada debido a su alta dependencia de Estados Unidos.

En 2010 las exportaciones crecieron en 11,5%, pero la balanza comercial fue una vez más deficitaria, en 22.104 millones de dólares. Además, algunos países tienen un déficit presupuestario endémico, que cubren con donaciones y créditos.

La cumbre, que se realizará en un hotel de San Salvador, será encabezada por el mandatario salvadoreño Mauricio Funes, quien asumirá la presidencia pro témpore del SICA por un semestre.

El cónclave concluirá en la tarde con la firma de una declaración conjunta.

Luego los mandatarios irán a Antiguo Cuscatlán, un suburbio de la capital, a la inauguración del nuevo edificio del SICA, que costó 6,9 millones de dólares, donados por Taiwán a la única región del mundo donde cuenta con un sólido respaldo diplomático.