El Ejército y las fuerzas de seguridad se desplegaron el lunes en varias ciudades sirias, tras los enfrentamientos entre opositores y partidarios del régimen del presidente Bashar al Asad que dejaron unos 30 muertos desde el sábado en Homs.
Las fuerzas de seguridad intervinieron en Homs, a 160 kilómetros al norte de Damasco, y pusieron fin a las violencias, declaró el jefe de la Liga Siria de Derechos Humanos (LSDH) Abdel-Karim Rihaui.
Las violencias en esta ciudad donde cohabitan las tres comunidades: sunita, alauí -rama del chiismo a la que pertenece el presidente Bashar al Asad – y cristianos dejaron entre el sábado y el domingo unos 30 muertos, decenas de heridos y comercios incendiados, según dijo.
Los enfrentamiento se produjeron después del asesinato en Homs de tres partidarios del régimen, secuestrados a comienzos de mes por desconocidos y cuyos cuerpos despedazados fueron entregados el sábado a sus familiares.
“Esos enfrentamientos representan un cambio peligroso que atenta contra la revolución y sirve a los intereses de sus enemigos que quieren transformarla en guerra civil”, comentó por su lado el jefe del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), Rami Abdel Rahman.
El domingo, los militares también penetraron en la ciudad de Zabadani (sur), teatro de importantes manifestaciones contra el poder, informó Abdel Karim Rihaui.
“Allanaron las casas y detuvieron a más de 50 personas” en esta ciudad a 50 kilómetros al noroeste de Damasco, no lejos de la frontera libanesa, afirmó el responsable de la LSDH.
Por otra parte, en Qatana, a 25 kilómetros al sur de la capital, los soldados detuvieron a unas 200 personas, en particular a una de las figuras de la oposición, el escritor Ali Abdala, indicó la Liga.
En Abú Kamal, al este, en la frontera iraquí, el ejército se desplegó en la periferia, según la misma fuente.
La situación allí es “explosiva” debido a los “grupos armados” que fomentan los disturbios, afirmó el lunes el diario Al Watan, cercano al régimen.
Según la OSDH, un civil fue muerto y varios otros heridos el sábado en esta ciudad cuando las fuerzas de seguridad dispararon para dispersar una manifestación contra el régimen.
Pero la agencia oficial SANA se refirió a “bandas terroristas armadas que tomaron por asalto un edificio público y se apropiaron de las armas que había allí”. Tres miembros de las fuerzas del orden fueron muertos y otros dos secuestrados, según la agencia.
Desde el comienzo de la revuelta, las autoridades atribuyen la violencia a grupos armados tratando de sembrar el caos en el país.
En Deir Ezzor, también en el este, unas 200 personas fueron detenidas el domingo, anunciaron los militantes.
Al otro extremo del país, según Al Watan, la vida “retomó su curso normal” en Hama, a 210 kilómetros al norte de Damasco, teatro de inmensas manifestaciones contra el gobierno en las últimas semanas.
En el plano internacional, varios ministros europeos de Relaciones Exteriores llamaron el lunes a un cambio de régimen en Siria frente a la continuación de la represión, declarándose favorables a un refuerzo de las sanciones contra el presidente Asad y su entorno.
Por su lado el embajador de Qatar en Damas, Zaed Al Jayarin, abandonó recientemente Siria y la embajada “congeló sus trabajos”, según declaró un responsable de la representación sin dar precisiones.
El régimen sirio criticó airadamente a la cadena de televisión qatarí Al Yazeera por su cobertura de la revuelta popular, considerada “exagerada”.