La magnífica residencia del emperador Adriano, Villa Adriano, a las afueras de Roma, ha tenido que cerrar el acceso a los visitantes de numerosas zonas por temor de derrumbes debido a la falta de recursos para su mantenimiento, denunció este miércoles Il Corriere della Sera.

El célebre complejo arqueológico, localizado en Tivoli, a unos 20 kilómetros de Roma, creada como lugar de retiro por el emperador Adriano en el siglo II, obtuvo 370.000 euros de aportes contra los 2,5 millones necesarios para su mantenimiento, indicó el diario.

En los últimos tres años, de los 6,7 millones de euros solicitados para mantener y restaurar las ruinas de la mansión romana, con más de 30 edificios cubiertos de mármoles y decorados con estatuas, entre ellas la copia del Discóbolo de Mirón, las ocho musas de Cristina de Suecia y posiblemente la Diana de Versalles, sólo han dispuesto de 1,5 millones.

El riesgo de derrumbes se ha multiplicado por lo que las autoridades han decidido cerrar varios sectores.

Decretada en 1999 por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, la villa ha perdido en los últimos años 10 años el 41,8% de sus visitantes.

“La llegada a la Villa es difícil y desalentadora y no se dispone de información sobre su extraordinario significado histórico y arquitectónico”, sostiene la experta Federica Chiappetta, entrevistada por el diario.

La villa fue el más grande ejemplo romano de un jardín tipo alejandrino, recreando un paisaje sagrado y es como una ciudad con palacios, fuentes, varias termas, bibliotecas, teatro, templos, salas para ceremonias oficiales y habitaciones para los cortesanos, los pretorianos y los esclavos.

La vida de Adriano fue inmortalizada en el exitoso libro “Memorias de Adriano” (1951) de la escritora belga Marguerite Yourcenar, quien describió la vida y la muerte del emperador romano, hombre culto, gran militar, amante de la poesía y la música.