Este lunes la Fundación SOL presentó su décima minuta de empleo, donde indicó que entre el trimestre enero-marzo 2010 y marzo-mayo 2011 el subempleo ha llegado a su nivel más alto desde que es posible medirlo (enero-marzo 2009), aumentando en un 21%. Lo anterior, significa que más de 712 mil personas que trabajan jornada parcial y quieren hacerlo a tiempo completo no encuentran ese tipo de empleo.

En dicho período los ocupados variaron en 518 mil . En ese contexto, 6 de cada 10 empleos correspondieron a “trabajo por cuenta propia”, “personal de servicio doméstico”, “familiar no remunerado”, o empleadores de microempresas de menos de 5 personas, es decir, que no están vinculados necesariamente a políticas o planes de empleo del Gobierno y que no están cubiertos por los sistemas de protección clásicos del trabajo.

Las mujeres corresponden a más del 56% de la variación de la ocupación (con 291 mil empleos), no obstante, sólo el 31% de estos son asalariados, lo cual muestra que el aumento en la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo ha sido principalmente como empleo independiente.

El problema es que el trabajo por cuenta propia observado en este período sería principalmente precario, con alta presencia de jornada parcial y trabajadores de baja calificación: no se trata de emprendimientos robustos ni profesionales independientes.

Por otro lado, en relación al mismo período, la Fundación registró que los asalariados aumentaron en 209 mil personas, siendo en un 100% trabajadores tercerizados, es decir, subcontratados, de servicios transitorios y suministro de personal o enganchadores, lo cual sería una señal de mayor precarización e inestabilidad en el mundo del trabajo.

En el “Índice de Empleo Protegido” (IEP) se determina que a nivel nacional sólo un 38,8% del total de ocupados y un 53,1% de los asalariados tienen contrato escrito, indefinido, liquidación de sueldo y cotizaciones para pensión, salud y seguro de desempleo. Esto representa una disminución en la protección del empleo en más de 4 puntos porcentuales con respecto al trimestre diciembre-febrero 2011.

Especialmente es relevante que se considere como empleo no protegido al “asalariado independiente”, aquel que debe enfrentar todas las normas y sistemas de control de un trabajo dependiente pero no cuentan con el sistema de protección de un asalariado convencional, el cual en el trimestre marzo-mayo 2011 alcanzó un 20,7% del empleo asalariado. Lo anterior lleva a concluir que en Chile un trabajo registrado como asalariado no está asegurando mejores condiciones en cuanto a protección, estabilidad e ingresos.

Respecto al “Indicador de Inserción Laboral” (IIL), habrían diferencias notorias entre aquella de hombres y mujeres. Alexánder Paéz, sociólogo de la Fundación, indicó que: “el caso de las mujeres resulta especialmente preocupante. Considerando los empleos femeninos con mayor grado de protección, formalidad, estabilidad y continuidad, estos corresponden sólo al 16% de la población en edad de trabajar, una diferencia enorme comparada con la de los hombres que es del 28%. En otras palabras, la inserción laboral de la mujer es más precaria”.

Por último, en cuanto a la “Tasa de Desempleo Integral” (TDI) Fundación SOL contabiliza más de un millón de personas desempleadas en Chile. El indicador, que incluye el “desempleo oculto” (personas que por desaliento dejaron de buscar empleo pero que están dispuestos atrabajar si tienen la oportunidad) y el “desempleo por subempleo” (quienes querían trabajar por más jornada pero no encontraron esa opción laboral), muestra que los desocupados aumentan en un 81% y la tasa de desempleo se sitúa en un 12,2%; mucho más del 7,2% registrado por el Gobierno.

Marco Kremerman, economista de la Fundación, señala finalmente que “la real magnitud del desempleo y del empleo precario en la economía es mucho más grande de la que se piensa: se necesita una estrategia de desarrollo distinta, que permita que el acceso al trabajo de calidad no sea el privilegio de unos pocos”.