El Presidente de la República, Sebastián Piñera, reiteró este mediodía su llamado a la unidad de todos los chilenos en el marco de la celebración del Bicentenario del Congreso Nacional.

“Como Presidente de Chile nunca me cansaré de llamar y promover la unidad nacional, la unidad de todos los chilenos. Porque todos sabemos que más allá de la refriega y la contingencia, es mucho más fuerte lo que nos une que lo que nos separa. Y a veces en nuestro país muchos pensamos que sobran divisiones y falta unidad, que sobran enfrentamientos y falta colaboración, que sobran intransigencias y falta diálogo, que sobran demagogias y falta responsabilidad, y que sobra violencia y falta paz”, afirmó durante la ceremonia de izamiento de la Gran Bandera Nacional en la Plaza de la Ciudadanía.

Acompañado por su esposa, Cecilia Morel y por las principales autoridades del país, el Mandatario recordó en sus palabras que “en la unidad ha estado, está y estará siempre nuestra principal fortaleza y en la división acecha siempre nuestra principal debilidad”.

“Más allá de las muchas carencias y dificultades que nos afectan, muchas de ellas se arrastran desde hace ya muchas décadas, más allá de los desafíos y dificultades que deberemos enfrentar en el presente, y más allá de las oportunidades que nos depara el futuro, e incluso más allá de las marchas, manifestaciones y protestas que hemos conocido en los últimos días, nuestro país tiene un futuro promisorio y luminoso”, enfatizó.

Asimismo explicó que una de las principales amenazas que enfrenta una sociedad civilizada son los gérmenes de la división y del enfrentamiento y el virus de la beligerancia y la intransigencia.

“Cuando este germen y este virus se apoderan de nuestro espacio público, penetra nuestros corazones y determina el comportamiento de nuestra sociedad, entonces los países se paralizan”, sostuvo.

Frente a lo anterior, señaló que como país, “no debemos dejar que ese germen o ese virus penetre en nuestra sociedad, porque estoy absolutamente convencido de que más allá de nuestras legítimas y necesarias diferencias, porque somos una sociedad libre, democrática y pluralista, siempre, cuando se practica el diálogo franco, firme, constructivo y leal, los hombres y mujeres de buena voluntad logran superar sus legítimas diferencias y siempre alcanzan acuerdos que dan frutos fecundos”.