El juicio contra el empresario francés Jean-Louis Autret, detenido en Cuba desde 2009 acusado de lavado de dinero, concluyó este domingo a la espera de sentencia, informó a la AFP el abogado defensor Menelao Mora.

La fiscalía pidió una pena de 15 años de prisión contra Autret, juzgado en la Sala de los Delitos contra la Seguridad del Estado del tribunal que sesiona en el municipio 10 de octubre, en el centro de La Habana, precisó Mora.

“Quedamos pendientes de que nos notifiquen la sentencia, no sabemos cuándo será, pero tengo la impresión que será en los próximos días, aunque eso depende de la complejidad del fallo”, comentó el defensor.

Mora precisó que, además de lavado de dinero, el empresario, de 53 años, enfrenta cargos por evasión fiscal, tráfico de divisas y actividad económica ilícita, para un total de 15 años pedidos por las autoridades.

Autret está detenido desde el 7 de abril de 2009, tras vender su yate en octubre de 2004 a dos franceses, a quienes las autoridades francesas y españolas decomisaron en septiembre de 2005, cerca de Cabo Verde, 2,8 toneladas de cocaína a bordo de la embarcación, señaló.

“Hubo contactos a partir de 2005 entre la policía francesa y cubana, y se acordaron investigaciones en los dos países. Las autoridades francesas lo exoneraron de responsabilidad. No tiene delito. No se han demostrado. Es inocente y pedí la absolución”, dijo el abogado a la AFP.

Autret, quien está casado con una cubana y quien vive en Cuba desde hace 15 años, se dedicaba a una serie de actividades relacionadas con la identificación de proyectos para que empresarios interesados los financiaran, en sectores importantes de la economía cubana.

El empresario francés permanece recluido en la cárcel La Condesa, 70 km al sur de La Habana, destinada a extranjeros. “Está físicamente bien, de salud bien, aunque anímicamente no, porque está preso y es inocente”, agregó Mora.

El embajador de Francia en La Habana, Jean Mendelson, ha estado siguiendo el caso desde la sala del tribunal, al que también acudió el hermano del empresario francés, Jean-Pierre Autret.