El acervo y las principales costumbres del tradicional del barrio Matadero Franklin a través de sus cuecas, es dado a conocer por el proyecto “Por la Güeya del Matadero: Memorias de la Cueca Centrina”, iniciativa financiada por el Consejo de la Cultura y que contiene un libro de las historiadoras Araucaria Rojas Sotoconil y Karen Donoso Fritz, y un disco del grupo “Los Chinganeros”.

Duelos de chuchillo, casas de niñas y faenas propias del matadero, son descritos como prácticas sociales por las historiadoras Araucaria Rojas Sotoconil y Karen Donoso Fritz, poniendo en relieve las costumbres del día a día de personajes paradigmáticos del barrio como los cuadrinos, (obreros dedicados a la matanza y faena de animales).

Su organización, sociabilidad y festejos hizo aflorar hasta nuestros días un canto particular y “enunciado colectivo” en torno a la cueca, que el fallecido músico Fernando González Marabolí describió como Güeya.

El texto, busca bajo el prisma de la teoría esgrimida por González Marabolí —que sitúa el origen de la Cueca Centrina a la tradición arábiga-andaluza— repasar qué se ha dicho desde la oficialidad y las élites sobre el matadero, en contrapunto con la tradición y el testimonio de sus protagonistas, sindicatos y organizaciones, adentrándose en la vida del barrio, sus modos de esparcimiento y diferentes jaranas o pichangas.

El libro “Por la Güeya del Matadero” incluye un disco con curatoría de Luis Castro y en él Los Chinganeros interpretan catorce cuecas y algunas describen el trabajo de los matarifes; otras, las hazañas de personajes mitológicos del barrio, en tanto las demás se refieren a las picadas, los restaurantes y las “casas de niñas” del sector.

El texto, de autoedición, fue diseñado por Toro Diseño Cooperativo y en 150 páginas recoge testimonios gráficos de la época donde destacan fotografías inéditas del archivo personal de González Marabolí.

Asimismo incluye dos mapas, elaborados a partir del relato y los testimonios de trabajadores de la época comprendida entre los años 1900-1950. El primero, indicando las diferentes secciones y usos de las dependencias del Matadero, y el segundo, con los principales espacios de sociabilidad del barrio como picadas y fuentes de sodas, establecimientos comerciales y servicios.