Lo de anoche en Ñuñoa se asemejó a una velada de las grandes del boxeo en Las Vegas: mucha expectativa en torno al encuentro, altísimo interés del público, declaraciones de favoritismo por parte de ambos y el encuentro de los dos principales exponentes del balompié local, como lo son Universidad de Chile y Universidad Católica.

La “U” entró a pegar de entrada y presionando bien arriba, con Marino siendo factor de pelígro, junto a Vargas y Canales, quienes lanzaban los “jabs” para tratar de complicar a Católica, que resistía el asedio azul sobre su portería, tal como sucediera en el partido por la fase regular, con la diferencia que ayer la U no tuvo capacidad para transformar esos golpes en una mano letal que desequilibrara la resistencia del equipo de Juan Antonio Pizzi.

Los cruzados “manoteaban” para tomar un poco de aire. De aquello, se encargaban Felipe Gutiérrez y Milovan Mirosevic, quienes conducían el contragolpe cruzado, bien apoyados por Tomás Costa y Cristopher Toselli ordenaba a su defensiva, que por instantes sufría con la carga azul (principalmente Alfonso Parot, que sufría lagunas y permitía la llegada de los atacantes locales).

Respondiendo al pragmatismo de Juan Antonio Pizzi, la UC dejó pegar y que se cansaran los dirigidos por Sampaoli, para tímidamente ir hacia campo rival, lo que hizo disminuir el ritmo del partido, como también desconcertar a los universitarios laicos, quienes vieron como la mejor mano fue el remate de Tomás Costa sobre el final del lapso inicial.

Tras el descanso, los dueños de casa fueron nuevamente con todo a buscar el primer golpe, algo que cesó con una notable corrida de Tomás Costa, que sobrepasó la línea central y eludió a Diego Rivarola y a Albert Acevedo para pegar el primer uppercut que dejó groggy a los azules, quienes no supieron salir de aquel estado pese al ingreso de Diego Rivarola.

Aquel golpe supuso el tomar la iniciativa del juego para Católica, que pudo haber sentenciado antes el cotejo, pero Pratto chocó con Johnny Herrera y su propia imprecisión al momento de cerrar las acciones de riesgo que tenía.

La jugada del segundo gol es una radiografía de lo que fueron los últimos 20 minutos: Pratto ganó en solitario la banda derecha, cedió para Sepulveda, que estaba muy libre, centró con mucha tranquilidad para que Mirosevic, con la atenta mirada de la zaga de la U, atestar el segundo golpe, que amenaza con ser el definitivo.

La UC adormeció a la U y cuando tuvo chance, no perdonó (como Alí ante Foreman en aquella noche de Zaire) y acaricia el bicampeonato, pero el domingo será el segundo y definitivo round de esta pelea, en el que los de Sampaoli querrán demostrar que no están al borde del nocaut, aunque la sensación que dejó el partido es que a Católica le basta una buena mano para levantar el título.