Bulgari, Gaultier, Jimmy Choo, Clergerie y Moncler: tras la época de vacas flacas impuesta por la crisis, las adquisiciones en el sector del lujo se multiplican en un ambiente de insolente buena salud.

La operación más emblemática se produjo en marzo cuando el gigante mundial del lujo LVMH (Vuitton, Givenchy, Kenzo, Céline, etc) se hizo con el célebre joyero italiano Bulgari, para reforzar su presencia en esta actividad.

Desde entonces, los diseñadores británicos de calzado Jimmy Choo y el francés Robert Clergerie cayeron en manos de fondos de inversiones.

En el sector de moda y marroquinería, Hermès, que intenta evitar que LVMH se haga con su control, vendió el 45% que poseía de Jean Paul Gaultier al grupo de perfumes catalán Puig.

También, un grupo de Dubái adquirió la marca de lujo italiana Gianfranco Ferrè, y la sociedad francesa Louis Féraud.

Este pasado lunes, fue la sociedad de inversiones Eurazeo la que anunció haber adquirido 45% del grupo textil de lujo Moncler, al que considera “muy rentable”.

El presidente del directorio de Eurazeo Patrick Sayer afirmó que “hace tiempo” buscaba invertir en el sector del lujo, donde las perspectivas son excelentes pese a las catástrofes de Japón, uno de los países donde más se ha desarrollado.

El gabinete Bain&Company revisó recientemente al alza sus previsiones de crecimiento del sector para 2011, que evalúa en un 8% contra solamente 3 a 5% anteriormente.

Además, todos los resultados de las empresas del sector son muy buenos, prosiguiendo la espectacular recuperación ya iniciada en 2010, en muy buena medida gracias a los países emergentes de Asia, pero también del resto del planeta.

Las empresas de lujo, sumamente prudentes durante la crisis, tienen ahora suficiente liquidez como par invertir “en el interior o en el exterior”, subraya François Arpels, director del banco de negocios Bryan Garnier.

Pero “no todo se vende, y a cualquier precio”, precisa. Según él, más vale ser una marca que procede del mundo de los accesorios (joyería, cuero, calzado, etc) que del ‘prêt-à-porter’, menos exportable debido a los cambios culturales, morfológicos o de clima.

También es importante la notoriedad, denominador común de las marcas que han cambiado de manos. Ese es un factor que explica por qué Prada, por ejemplo, ha elegido como otros grupos una introducción en la bolsa de Hong Kong: “Es una fantástica operación de notoriedad, y al mismo tiempo es una operación financiera para atraer a los inversores”, afirma.

Para Serge Carreira, conferenciante y especialista en el sector del lujo, esta “avalancha” hacia el sector debe no obstante ser “limitada”, aunque reconoce que “se han visto muchos movimientos (financieros) hacia marcas secundarias”, que poseen un gran potencial para desarrollarse en el ámbito internacional, tal como pasa con Moncler, que pretende reforzar su presencia en Asia y Estados Unidos.