El gobierno mexicano acusó a Greenpeace y otros grupos ecologistas de atentar contra Cabo Pulmo, uno de los tres mayores arrecifes vivos del hemisferio norte, por lanzar un ancla en el marco de una protesta por la construcción de un proyecto turístico, versión que el grupo desmintió este lunes.

El ancla, lanzada para sostener un gigantesco salvavidas con el lema “sálvemos Cabo Pulmo”, podría causar “daños irreparables en el arrecife”, que data de hace 25.000 años y está ubicado en el Mar de Cortés entre la península de California y la costa este de México, señaló en un comunicado la Secretaría del Medio Ambiente.

Según las autoridades, las organizaciones ecologistas actuaron “en abierto desacato y en una muestra clara de falta de respeto a la legalidad”.

Por su parte Greenpeace desmintió la acusación y señaló que la colocación del salvavidas fue autorizada por responsables de la propia secretaria, y que no se utilizó ningún tipo de ancla, lo que, aseguró en un comunicado, se puede constatar en las grabaciones de video realizadas para documentar la protesta realizada el domingo.

“Greenpeace acató las recomendaciones (…) y nunca se utilizó ningún tipo de anclaje”, señala el texto que acusa al gobierno de lanzar “una cortina de humo” para evadir el debate sobre la construcción del proyecto turístico Puerto Cortés, que adelanta el grupo español Hansa Urbuna.

Según los ecologistas, ese proyecto pretende crear en una zona semidesértica un balneario equivalente a Cancún (costa Caribe), con capacidad para 27.000 habitaciones que se construirá en 25 años.

El proyecto, según Greenpeace amenaza una zona del Mar de Cortés que el célebre comandante Jacques-Yves Cousteau llamaba “el acuario del mundo”. El gobierno mexicano asegura que el impacto ambiental será mínimo y que en una primera fase sólo se construirán 450 habitaciones en cinco años.

Cabo Pulmo es hogar de cientos de especies, desde pequeñas conchas hasta meros de más de un metro, así como colonias de morenas y tiburones.