Hace varios millones de años, emisiones masivas y súbitas de carbono en la atmósfera provocaron un aumento de la temperatura global de unos 5 grados centígrados. La mala noticia es que hoy el ritmo de emisión de CO2 es al menos cinco veces mayor que en ese lejano tiempo pasado, según un estudio.

Hace unos 56 millones de años tuvo lugar ese brutal episodio bautizado por los investigadores como Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno (PETM). Y si las causas siguen siendo un misterio, los científicos coinciden en que fue generado por fuertes emisiones de CO2, considerado como uno de los principales gases responsables del efecto invernadero, y que dio lugar a un brusco calentamiento climático de unos 5ºC en el lapso de 10.000 a 20.000 años.

Un fenómeno que fue el origen de profundos cambios ecológicos en nuestro planeta y sus formas de vida, estiman los especialistas, que consideran al PETM como un episodio similar al que podría tener lugar en las próximas décadas.

Sin embargo, en ese momento solo fue necesaria una “pequeña fracción” del CO2 que genera actualmente la humanidad para llegar a ese resultado, sostiene el estudio publicado el domingo por la revista británica Nature Geoscience.

“Estamos inyectando CO2 en la atmósfera a un ritmo unas diez veces más elevado que la media durante el PETM. Eso significa que el sistema climático debe actualmente adaptarse a perturbaciones mucho más intensas”, resume uno de sus autores, Lee Kump, geólogo de la Universidad de Pennsylvania, en Estados Unidos.

Según proyecciones del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC), los incrementos de temperatura de aquí a finales del siglo XXI irían de 1,8 a 4 grados en valores promedio, y podrían alcanzar los 6,4 grados, según las estimaciones de emisión de gases de efecto invernadero.

“La vida es tan sensible a la rapidez de los cambios que sufre como a la amplitud de esos cambios. En consecuencia, el consumo de energías fósiles está probablemente alterando los ecosistemas de todo el planeta como muy pocas veces ocurriera en la historia de la Tierra, y por cierto como nunca ocurrió durante el PETM”, señala Kump a la AFP.

Para evaluar las emisiones de carbono responsables del PETM, los investigadores analizaron los sedimentos marinos de una amplia zona en la isla noruega de Spitzberg, lo que les permitió reconstruir el recorrido de distintas formas de carbono en la atmósfera y los océanos. Luego recurrieron a una modelización informática para calcular el nivel de las emisiones de carbono en la atmósfera en la época del PETM.

En el punto más fuerte de ese episodio prehistórico, las simulaciones sugieren que entre 0,3 y 1,7 gigatoneladas de carbono invadieron la atmósfera cada año. A título comparativo, actualmente las actividades humanas emiten más de 8 gigatoneladas de carbono por año a causa de su consumo de energías fósiles (carbón, petróleo, gas, etc.).

En la escala de trastornos ecológicos, el PETM y otros lejanos episodios de recalentamiento son como una lenta “presión” ejercida sobre el medio ambiente. El consumo de energías fósiles, en cambio, se parece más a un “puñetazo” violento o al “impacto de un asteroide”, estima Lee Kump.

Según Bryan Lovell, presidente de la Geological Society de Londres e investigador en ciencias de la Tierra (Universidad de Cambridge), interrogado por la AFP, “el PETM brinda a los más escépticos la prueba de que el cambio climático provocado por el hombre es potencialmente un serio problema para todos nosotros, y para el planeta mismo”.

“Este estudio confirma la idea de que es la rapidez con que emitimos carbono, así como sus grandes volúmenes, que son tan peligrosos”, considera.