El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se reencontró este viernes con sus raíces en una Irlanda que le recibió con los brazos abiertos en la primera etapa de su gira europea, abreviada de unas horas por temor a la nube de cenizas procedente de Islandia.

“Mi nombre es Barack Obama de los Obamas de Moneygall”, dijo el mandatario norteamericano presentándose a las 20.000 personas que desafiaron el frío para escuchar su discurso al aire libre a última hora de la tarde del lunes en el centro de Dublín.

“Hemos venido a encontrar el apóstrofe que perdimos en algún lugar por el camino”, agregó bajo la mirada divertida de su esposa Michelle. “Aquí nos sentimos como en casa (…), me siento todavía más en casa después de la pinta que me he tomado”, dijo desde las escaleras del Banco de Inglaterra antes de recibir una atronadora ovación.

Obama se había tomado una Guinness, la “bebida nacional” irlandesa poco antes durante su visita a Moneygall, la cuna de sus antepasados, el plato fuerte de la jornada inaugural de esta gira que también le llevará al Reino Unido, a la cumbre del G8 en Francia y a Polonia.

Los 300 habitantes de esta pequeña localidad rural situada a 130 kilómetros de Dublín de la que emigró uno de los tatarabuelos de Obama para buscar fortuna en el Nuevo Mundo salieron a la calle para gritarle “Bienvenido a casa”.

Obama conoció a uno de sus primos lejanos, Henry Healey, de 26 años, y se dio un primer baño de multitudes en medio de fuertes medidas de seguridad.

El hombre más poderoso del planeta también visitó las partes que todavía quedan de la modesta casa donde su antepasado Falmourth Kearney, hijo de un zapatero, vivió antes de que la hambruna lo forzara a embarcarse en 1850, a los 19 años de edad, hacia Estados Unidos.

La visita no podía terminar sin una parada en uno de los pubs locales, donde la pareja presidencial probó la negra cerveza que, según dijo Obama, “sabe mejor en Irlanda que en Estados Unidos”.

El viaje del presidente de Estados Unidos, que se produce sólo unos días después de la histórica visita de la reina Isabel II de Inglaterra a la república irlandesa, fue considerado en Irlanda como un gesto de confianza hacia un país que tiene todavía por delante un “recorrido difícil” para salir de la crisis económica.

“Vuestros mejores días están todavía por llegar”, les dijo a los irlandeses durante el discurso que tuvo apariencia de mitin electoral en Dublín, tras recordar las conexiones entre su anfitrión y Estados Unidos, que alberga un comunidad de 34 millones de personas de origen irlandés. “Sí se puede”, concluyó.

Por la mañana, pocos después de su llegada a bordo del Air Force en el aeropuerto de Dublín, Obama se había entrevistado con la presidenta Mary McAleese y, posteriormente, con el primer ministro Enda Kenny.

Tras estas reuniones, Obama subrayó que el proceso de paz en el Ulster enviaba una “oleada de esperanza” en el mundo entero.

“Quería decir simplemente al pueblo irlandés cuánto nos han inspirado los progresos realizados en Irlanda del Norte”, dijo.

“Significan que la paz es posible y que gente enfrentada desde hace mucho tiempo puede reimaginar sus relaciones”, agregó 13 años después de los Acuerdos del Viernes Santo que pusieron fin a 30 años de conflictos entre unionistas protestantes y republicanos católicos.

Tras esta casi peregrinación, Obama abordará a partir del martes la parte política de su visita en Londres, donde debe llegar este lunes -y no el martes por la mañana-, debido a “un cambio reciente en la trayectoria de la nube de cenizas” procedente de Islandia que puede empezar a afectar en las últimas horas el norte del Reino Unido, según una fuente de la Casa Blanca.

“El programa de mañana continuará según lo previsto”, agregó la fuente.

Los Obama serán recibidos el martes con los habituales pompa y boato previsto por la Corona Británica para las visitas de Estados, y se alojarán a partir de entonces en el palacio de Buckingham.

El jueves, el presidente norteamericano trasladará a la localidad francesa de Deauville (noroeste) para participar en la cumbre del G8, antes de finalizar su gira en Polonia.