La máxima dirigencia comunista de Cuba debate el domingo el futuro modelo económico y político delineado por Raúl Castro con fuerte autocrítica: una gradual reforma económica y un régimen rejuvenecido con límite de mandato, aunque siempre de partido único.

Los 1.000 delegados del VI Congreso del Partido Comunista (PCC) apoyaron como una “plataforma de cambio” el informe presentado por el mandatario el sábado, en el inicio del cónclave, marcado por medidas que se alejan del modelo económico ultracentralizado soviético y se acercan a uno más moderno, como el chino.

Dando un giro al estilo y estructura política del socialismo en Cuba, Raúl Castro -a quien su hermano Fidel cedió el mando en 2006 tras 48 años en el poder- propuso limitar a dos periodos consecutivos de cinco años el mandato de los cargos del poder.

Los cubanos aún digieren el anuncio. “Muy bien. Cuando uno se eterniza en un cargo vienen los nombramientos a dedo y no se ven los problemas”, dijo Roberto García, economista jubilado de 74 años. Yoelvis, informático de 32, opina que “ceden porque ya no les queda mucho tiempo, pero debieron hacerlo hace tiempo”.

El Congreso analiza también 311 medidas económicas, según Raúl urgentes para “garantizar la irreversibilidad del socialismo”: apertura al sector privado, recorte de empleos, descentralización de la agricultura, autonomía empresarial y eliminación de subsidios.

Enérgico, llamó a erradicar el “dogma”, la “mentalidad de inercia”, las “consignas vacías”, el “amiguismo”, vigentes en medio siglo, en lo político y económico.

Falta un “cambio de mentalidad”, sobre todo en los dirigentes, que “si no lo logramos, no lo vamos a lograr en la población”, dijo la delegada Raquel Zalavarría, según la televisión.

Raúl Castro, que en junio cumplirá 80 años, criticó el “desacierto” y la “falta de rigor y visión” en la selección de dirigentes, pues ha prevalecido la militancia comunista en lugar de la capacidad.

“Hoy afrontamos las consecuencias de no contar con una reserva de sustitutos debidamente preparados”, admitió, advirtiendo que en los próximos cinco años se debe garantizar el “rejuvenecimiento” de los cargos, “sin excluir al “actual Presidente” ni “al primer secretario” del PCC.

El analista cubano Arturo López-Levy estimó que “el límite de mandatos es un paso histórico hacia las formas institucionales y colectivas de liderazgo. El modelo ‘Fidel al timón’ es sustituido. Hay una crítica al voluntarismo e improvisación”.

El congreso, que sesiona hasta el martes, elegirá una nueva cúpula del PCC, hasta ahora encabezada por Fidel, de 84 años, como primer secretario, y por Raúl, como segundo.

Fidel, quien reiteró el domingo que es un “soldado de las ideas”, dejaría oficialmente la máxima jefatura del PCC. Su “liderazgo indiscutible” no depende “de cargo alguno”, dijo su hermano.

En lo económico, Raúl explicó que el modelo “excesivamente centralizado” transitará “hacia un sistema descentralizado”, en el que primará la planificación del Estado socialista, “pero no ignorará las tendencias del mercado”.

Advirtió que es necesario acabar con subsidios como la “libreta” (canasta básica) y que continuará “sin prisa pero sin pausas” el recorte de empleos estatales, temas de preocupación de los cubanos.

Apaciguando temores, Raúl Castro afirmó que no habrá “terapias de choque” estilo FMI y que la desaparición de la libreta no será “de golpe”, en tanto dio la buena noticia de que pronto se atorizará la compraventa de casas y autos.

La oposición reaccionó pesimista a los anunciados económicos y de límite del mandato. “Más que un anuncio es una amenaza, otra década de castrismo ineficiente sería para arruinar más el país”, dijo a AFP el disidente Elizardo Sánchez.

El opositor Oscar Espinosa ve “positiva” la reforma y la limitación del mandato, pero apuntó que una real apertura sería eliminar el “unipartidismo”, pues solo el PCC es legal.

Raúl retieró que no cederá ante la disidencia ni ante Estados Unidos. “Lo único que puede hacer fracasar a la revolución y el socialismo (…) es nuestra incapacidad para superar los errores”, dijo.

El presidente atribuye los errores al incumpliento de advertencias hechas tempranamente por su hermano, el máximo líder de la revolución.