Los teléfonos inteligentes, las tabletas, las videocámaras o los videojuegos son muy dependientes de una producción japonesa en parte paralizada por el sismo y tsunami del 11 de marzo e, incluso si no se prevén caídas en las ventas, se esperan alzas de precios y retrasos en las entregas, según los expertos.

“De semiconductores a las pantallas, pasando por componentes electrónicos de los autos y los productos para el gran público, los efectos del sismo continúan propagándose en el mundo”, subrayó el experto Dale Ford, vicepresidente del gabinete IHS, al recordar que la “base industrial de Japón fue dañada”.

Con entre 15 y 20% de la producción electrónica mundial, “Japón ocupa posiciones claves en ciertas áreas que pueden deteriorar esta industria y todo lo que depende de ella”, coincide de su lado el analista Jean-Philippe Dauvin, del gabinete Décision.

El 30% de los videojuegos, el 40% de las videocámaras y cámaras fotográficas y el 15% de los televisores vendidos en el mundo se fabrican en Japón, según Dauvin.

Por ejemplo, “entre 40 a 50 de las cerca de 140 usinas de chips electrónicos que hay en Japón frenaron su producción”, subraya este experto.

Los teléfonos inteligentes y las tabletas, así como lo decodificadores para la televisión, requieren en forma indispensable de estos componentes.

En un mes, “habrá rupturas de abastecimiento en el conjunto de las cadenas de producción para el gran público, con aumentos en los precios de los semiconductores y los chips electrónicos, lo que forzosamente encarecerá los precios de los productos finales para los consumidores”, según Dauvin.

Las muy populares tabletas iPad y los teléfonos inteligentes iPhone de Apple, ensamblados en su mayor parte en China pero integrados por componentes de alta tecnología japoneses, se verían concernidos.

“Los nuevos productos que empujan el crecimiento estarán particularmente afectados. En un teléfono inteligente, hay unos 100 euros de semiconductores. Ahí hay en forma forzosa memorias y componentes japoneses”, indica Dauvin.

Por otra parte, las videocámaras, los televisores y los videojuegos habitualmente fabricados en Japón también se verán afectados.

En forma global, el experto espera “una escasez, retrasos de salida de productos, un alargamiento de los plazos de entrega de los productos, el freno de ciertas producciones”.

“De aquí a tres semanas, los conductos de abastecimiento comenzarán a vaciarse”, predijo.

Esto es aún más problemático si se tiene en cuenta que las usinas funcionan normalmente en pleno régimen a partir de abril-mayo para fabricar esos productos que la gente compra en grandes cantidades en septiembre en el hemisferio norte y también durante las fiestas de fin de año.