Los representantes de la oposición al régimen del coronel Muamar Gadafi tratan de formar un gobierno paralelo para aprovechar políticamente el terreno ganado por la insurrección en su avance hacia el oeste de Libia.

La tarea de la que se ocupan unos pocos miembros de la elite libia, algunos de los cuales regresaron del exilio, es muy delicada, sobre todo debido a los problemas de telecomunicaciones y a las diversas posiciones de los libios dentro y fuera del país.

Por ahora, la voz oficial de la oposición libia es el Consejo Nacional de Transición (CNT), integrado por 31 representantes de las principales ciudades del país.

Sólo se han revelado las identidades de 13 de ellos. Los portavoces del CNT indicaron que es muy peligroso dar los nombres de los representantes procedentes de zonas controladas por Gadafi.

El dirigente del Consejo es Mustafá Abdeljalil, ex ministro de Justicia, que vive en la clandestinidad debido a las amenazas. El 9 de marzo, el régimen libio prometió una recompensa de casi medio millón de dólares a quien lo entregue a las autoridades.

El número dos es Abelhafez Ghoqa, quien además es el portavoz oficial de la institución.

El CNT controla varios comités encargados de la gestión cotidiana de las ciudades tomadas por los rebeldes.

“Nos hemos asegurado de que la situación sea más o menos aceptable en las ciudades liberadas”, explicó Imán Bugueghis, una especialista en ortodoncia que actualmente forma parte del comité “medios de comunicación”.

“La gente recibió su salario a tiempo el mes pasado, y tratamos de que suceda lo mismo este mes”, explicó.

El CNT está ocupado actualmente en formar un verdadero gabinete, integrado por ministros con mandato para mantener relaciones con sus homólogos en el extranjero.

“Necesitamos una entidad más organizada, capaz de construir verdaderas instituciones”, destacó Bugueghis.

Según ciertas fuentes, algunos miembros del CNT se mostraron reticentes hasta hace poco a la formación de un gobierno mientras el régimen de Gadafi controlaba el oeste del país, para no dar la impresión de que la oposición formaba un gobierno que representaba al Este libio.

“El CNT sigue existiendo, y es el símbolo de la unidad”, sostuvo Bugueghis, agregando que dirigentes políticos procedentes del oeste libio podrían unirse a un eventual gobierno paralelo a medida que los insurgentes avanzaran en esa parte del país.

La desconfianza o el resentimiento de los libios respecto a sus compatriotas que regresan del exilio también deben ser tomados en cuenta en la formación de un gabinete.

El gobierno que quieren formar podría estar dirigido por Mahmud Jibril, un ex universitario, que ya se reunió, como representante de la insurrección, con la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton y el presidente francés Nicolas Sarkozy.

El ministerio de Defensa podría quedar en manos de Omar al Hariri, mientras que el ex ministro de Economía y diplomático Alí Esaui recibiría la cartera de Relaciones Exteriores.

El economista Alí Tarhoni ya fue encargado de las cuestiones económicas, financieras y petroleras, e indicó el sábado a la prensa que delegó en Qatar Petroleum, la compañía petrolera pública del emirato, la comercialización del crudo producido en las zonas controladas por los rebeldes.