El Director del Centro Nuclear de La Reina llamó a no preocuparse por el trabajo que se realiza en el recinto. Durante la mañana se reunió con concejales de la región para explicar el funcionamiento de la planta.

El 13 de octubre de 1974 comezó a operar el reactor del centro experimental nuclear de La Reina. 36 años han pasado desde aquel día, casi 4 décadas, donde de estar aislado en la región pasó a limitar con áreas urbanas.

Consciente de la sensibilidad que provoca hoy el tema nuclear, en especial por las constantes informaciones en torno a los problemas de la planta de energía nuclear de Fukushima, su director ejecutivo, Jaime Salas, hizo un llamado a no preocuparse por la instalación chilena, pues cuenta con varios sistemas de seguridad, además de tener un funcionamiento totalmente diferente.

Una piscina con agua de 11 metros de profundidad con muros de concreto de 2 metros de espesor, así como un sistema de desconexión preparado para un terremoto grado 10 en la escala de Richter, son parte de los elementos de seguridad mostrados a un grupo de concejales de la región metropolitana que visitó hoy el recinto.

Encabezados por Ismael Calderón de la comuna de Santiago, los ediles valoraron la transparencia con que fueron recibidos por la máxima autoridad del CCHEN.

La planta se construyó en ese sector por lo aislado que se encontraba de los núcleos urbanos, pero que hoy cuenta con casas a escasas cuadras y un terminal del Transantiago a sólo metros de distancia.

Una zona que se ubica en la falla de Ramón, situación por la que el Concejal de La Reina, Francisco Olea, pidió que se realicen los estudios pertinentes para minimizar los riesgos.

Durante la visita a la planta, su director ejecutivo destacó que en el lugar se realizan exámenes médicos y se producen elementos usados en medicina como son el Yodo 131 y el tecnesio 99.