Italia puso este viernes a disposición “sus bases militares” en cumplimiento de la resolución adoptada por la ONU para la creación de una zona de exclusión aérea en Libia, lo que suscita preocupación ya que teme represalias por parte del coronel Muamar Gadafi.

“Estamos preocupados. Italia es el país más cercano, más expuesto, con muchos intereses”, reconoció el ministro de Defensa italiano, Ignazio La Russa, al ilustrar ante las comisiones de Relaciones Exteriores del Parlamento las decisiones adoptadas por el gobierno conservador de Silvio Berlusconi.

Italia, ex potencia colonial en Libia y primer socio comercial de ese país hasta hace pocos días, decidió el viernes explícitamente participar en forma “activa” en la delicada intervención militar en cumplimiento de la resolución de la ONU adoptada el jueves.

“Es evidente que sin Italia la resolución sobre Libia de la ONU no se puede cumplir. No podíamos negarnos ante el consenso unánime de la comunidad internacional”, admitió el canciller italiano, Franco Frattini.

Para demostrar su “absoluta lealtad” a la Unión Europea y a la Alianza Atlántica, como precisó La Russa, Italia puso a disposición siete bases aéreas, entre ellas Sigonella, en Sicilia, una de las más próximas a Libia.

Desde el 2009, es la sede del nuevo Sistema de Vigilancia Terrestre (AGS) de la OTAN, es decir, una base espía y actualmente cumple funciones de apoyo logístico para las operaciones de la Sexta Flota de Estados Unidos.

Todas las decisiones sobre la intervención en Libia deberán ser avaladas por el presidente de la República, Giorgio Napolitano, así como por el Parlamento, recordaron los ministros.

Además de cerrar su representación diplomática en Trípoli, como “medida coherente” con la resolución, Italia consintió el uso de las bases militares de Amendola, Gioia del Colle, Sigonella, Aviano, Trapani, Decimomannu y Pantelleria, precisó La Russa.

Entre los recursos que Italia ofrece a la coalición internacional figura la neutralización de radares y medios de defensa anti-aérea.

El Consejo de Seguridad de la ONU autorizó tomar todas las medidas necesarias para proteger a los civiles y aprobó el establecimiento de una zona de exclusión aérea sobre Libia.

La resolución excluye “una fuerza extranjera de ocupación bajo cualquier forma y en cualquier parte del territorio libio”, pero no descarta ataques aéreos.

“El gobierno debe ser prudente”, pidió Bernardino de Rubeis, el alcalde de la isla siciliana de Lampedusa, que en 1986 fue atacada con dos misiles libios, los cuales cayeron en el agua, muy cerca de la costa, el primer ataque libio contra un país de la OTAN.

El Gobierno italiano recalcó en una nota que se trata de una “iniciativa orientada a garantizar el apoyo humanitario” a la población de Libia.

Un barco italiano con ayuda para Bengasi deberá llegar el sábado.

El gobierno italiano había mantenido hasta ahora una actitud prudente frente a la crisis en Libia, en buena parte debido a los enormes intereses económicos en juego e intentaba conciliar su posición con la de la comunidad internacional.