El asesinato de la directora de la cárcel de Nuevo Laredo, donde en diciembre se registró la mayor fuga de presos de México, refleja la grave situación de los penales del noreste mexicano, envueltos en la guerra del narcotráfico.

La funcionaria, identificada como Rebeca Nicasio, murió tras ser apuñalada por un recluso mientras realizaba una visita rutinaria al módulo 3 de la cárcel de Nuevo Laredo, ciudad fronteriza con Estados Unidos, informó la Procuraduría del estado de Tamaulipas.

“La titular del penal fue agredida por internos, mientras se encontraba al interior del módulo 3″, explicó un funcionario de la Procuraduría de Justicia del estado de Tamaulipas que requirió el anonimato a la AFP. Otras dos personas resultaron heridas en el incidente, agregó.

Nicasio había reemplazado en la dirección a Efraín Hernández, desaparecido desde el 17 de diciembre tras la fuga de 151 presos del penal, que -según una investigación preliminar de la fiscalía- escaparon por la puerta principal con la complicidad de los guardias.

Esa fuga, la mayor hasta ahora en una cárcel mexicana, dio origen a una investigación por la cual se detuvo a unos 40 de los guardias que se sospecha pudieron tener algún grado de implicación, según la misma Nicasio había declarado en febrero. Los guardias permanecen detenidos en la misma cárcel.

El gobierno de Tamaulipas ha reclamado el apoyo federal para controlar sus cárceles, especialmente aquellas en las que albergan presos por delitos relacionados con narcotráfico.

El año pasado cerca de 350 presos escaparon en nueve fugas de cárceles de Tamaulipas, que albergan a unos 7.800 presos.

Además de los 151 fugados en Nuevo Laredo en diciembre, otros 86 escaparon de la cárcel de Reynosa en septiembre y otros 41 más de Matamoros en marzo de 2010. Las tres ciudades son todas fronterizas con Estados Unidos.

Una de las hipótesis es que las fugas podrían estar relacionadas con la necesidad de las bandas del narcotráfico de recuperar a pistoleros bien entrenados para enfrentar la confrontación.

Tamaulipas es considerado uno de los estados más afectados por la violencia del narcotráfico y en particular por una disputa entre el cartel del Golfo y sus antiguos subordinados ‘Los Zetas’ (un grupo integrado por ex militares), que según un balance oficial ha dejado más de 1.500 muertos en el noreste de México desde comienzos de 2010.