La Iglesia católica ecuatoriana cuestionó el lunes que el presidente Rafael Correa amenace públicamente con vetar a una orden a la que tilda de “fundamentalista” y dijo que sus reparos deben ser tratados por vías diplomáticas.

El presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Antonio Arregui, señaló que este tipo de discrepancias se las tramita mediante el canje de notas diplomáticas, según el modus vivendi, el tratado que regula las relaciones entre el Estado ecuatoriano y el Vaticano.

“Me llama un poco la atención que se invoque un modus vivendi cuando se empieza por violarlo, cuando se lleva a la plaza pública un debate que (…) tendría que despacharse por el ámbito diplomático y no por una discusión pública”, declaró el prelado a la privada Radio Atalaya.

Arregui indicó además que tiene conocimiento sobre la publicación de una nota, en la que el gobierno manifiesta “preocupación” por el nombramiento del administrador apostólico para la provincia amazónica de Sucumbíos (noreste), perteneciente a los Heraldos del Evangelio, la orden en cuestión.

“El hecho de que se haga pública la nota que le ha dirigido el gobierno a la Santa Sede (…) es bastante irregular”, afirmó el jerarca.

El sábado, Correa amenazó con vetar la designación del sacerdote argentino Rafael Ibarguren, aduciendo que integra una “secta poco menos que fundamentalista” que quiere “borrar del mapa toda la acción pastoral y social” en Sucumbíos, a cargo de los Carmelitas Descalzos durante los últimos 40 años.