El Gran Premio de Bahréin, que debe abrir la temporada de Fórmula 1 el 13 de marzo en el circuito de Sakhir, parece amenazado por el clima de protestas que sacude a este pequeño país del Golfo Pérsico y que ya se ha saldado con víctimas mortales.

Bernie Ecclestone, el gran patrón de la Fórmula 1, fue el primero en disparar la alarma. “El peligro es evidente, ¿no?. Si esa gente (los manifestantes) quieren hacer ruido para conseguir reconocimiento internacional, será realmente fácil”, estimó este miércoles.

“Creas un problema en la parrilla de salida de Bahréin y ya te aseguras tener una cobertura mediática mundial”, estimó el millonario británico, que dice “no tener idea” sobre una posible anulación de esta carrera.

Mientras Ecclestone realizaba estas declaraciones, dos manifestantes chiítas habían muerto en Bahréin en la represión de las protestas antigubernamentales en este pequeño reino de Oriente Medio, dirigido por una dinastia sunita.

Las fuerzas de seguridad cargaron duramente contra los manifestantes que acampaban en el centro de Manama para pedir reformas políticas. Cuatro personas murieron y decenas resultaron heridos en la noche del miércoles al jueves, según la oposición -3 muertos y 195 heridos según el balance oficial-.

La segunda manga de la serie GP2 Asia, cuyos ensayos iban a disputarse el jueves en Sakhir -las carreras estaban previstas para el viernes y el sábado-, fue primero recortada, ya que “el personal médico en el circuito fue llamado para acudir a los hospitales de la ciudad en caso de urgencia”.

Finalmente, se decidió anularla “por petición de la Federación de Automovilismo de Bahréin”. La decisión fue justificada “por causa mayor”.

El 13 de marzo, la GP2 Asia debería disputar otra prueba en Bahréin, como preludio a la temporada de Fórmula 1, pero todo está por el momento en el aire. Antes de eso, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) y las escuderías tienen programados cuatro días de ensayos en Sakhir (3 al 6 de marzo).

Bahréin podría estar viviendo para entonces unos disturbios aún mayores. El lunes comenzó un movimiento de protestas impulsado por internet y por los ejemplos recientes de Túnez y Egipto. El jueves, la oposición bahreiní pedía ya la dimisión del gobierno, tras la represión violenta de las protestas.

El jeque Salman Bin Isa Al Khalifa, responsable del circuito de Fórmula 1, estimó que la situación estaba controlada.

“Nuestra preocupación actualmente es brindar otro evento (Gran Premio de Fórmula 1) brillante. Vamos a continuar vigilando la situación, en colaboración con las autoridades”, explicó.

“Nuestra prioridad es asegurar el bienestar de cada persona relacionada con este evento”, prometió el jeque Al Khalifa.

Pero a pesar de sus palabras, el inicio de la temporada de Fórmula 1 no había estado nunca en una situación tan imprevisible.