Israel se inquieta cada vez más por su abastecimiento en gas natural procedente de Egipto, tras la revuelta que sacude a ese país, con el cual el Estado hebreo concluyó en diciembre pasado acuerdos para el suministro de 1.400 millones de metros cúbicos del hidrocarburo.

“Nos damos cuenta de nuevo que Oriente Medio no es una región segura. Debemos actuar para garantizar nuestra seguridad energética sin depender de los otros”, declaró el martes a la AFP un portavoz del ministro israelí de Infraestructuras nacionales Uzi Landau.

Hostil a toda dependencia energética de cara al exterior, por ejemplo de Egipto, que garantiza el 40% del gas natural a Israel, Landau estima que es necesario acelerar la explotación de Tamar y Leviathan, dos yacimientos gasíferos muy prometedores descubiertos recientemente frente a las costas israelíes.

Estos temores se vieron alimentados por declaraciones del dirigente de los Hermanos Musulmanes egipcios (oposición), Mohammed Ghanem, quien instó a “bloquear el Canal de Suez y frenar los suministros de gas y petróleo”.

Según el diario económico israelí Globes, el Ministerio de Infraestructuras nacionales ya había efectuado en junio pasado un ejercicio para prepararse para una “situación de emergencia” en caso de interrupción del suministro de gas egipcio.

Tras ese ensayo, “se formularon varias recomendaciones para enfrentar ese escenario”, precisó Globes.

En diciembre, cuatro empresas israelíes firmaron acuerdo de compra de gas egipcio por un periodo de 20 años a un monto evaluado entre 5.000 y 10.000 millones de dólares.

Con esos nuevos contratos, el grupo israelo-egipcio East Mediterranean Gas (EMG), que ya había firmado una serie de contratos con empresas israelíes desde 2005, va a suministrar al Estado hebreo 6.000 millones de m3 de gas por un valor de 19.000 millones de dólares.

El suministro de ese gas, que debería comenzar en el primer semestre de 2011, debe permitir el funcionamiento de tres centrales eléctricas privadas.

El presidente de Ampal, el principal accionista israelí de EMG, Yossef Maiman, buscó tranquilizar: “Los intereses estratégicos y financieros de Egipto no cambiarán, sea cuales sean los acontecimientos internos”, aseguró.

Pero otros asociados israelíes en EMG no están tan convencidos. “Yossef Maiman demuestra optimismo, pero no es seguro que eso esté justificado”, estimó un asociado citado por el diario económico Calcalist.

En el plano político, Uzi Landau, miembro del partido ultranacionalista Israel Beiteinu, considera que los riesgos de desestabilización en Egipto justifican su oposición a un proyecto del gobierno Netanyahu de duplicar los impuestos y ganancias obtenida de Tamar y Leviathan.

El único yacimiento gasífero israelí actualmente explotado estará agotado en 2013 y Landau quiere garantizarse que Tamar tomará la posta a tiempo.

Pero las inversiones por 3.000 millones de dólares necesarias para al desarrollo de ese yacimiento se encuentran congeladas a raíz de las incertidumbres fiscales.