Estados Unidos rechazó en la noche del sábado cualquier negociación con WikiLeaks respecto a la planeada divulgación de documentos confidenciales de Washington, tras una jornada en que sus funcionarios se pusieron en contacto con países que pueden verse afectados.

“No nos involucraremos en una negociación sobre la próxima divulgación o diseminación de materiales clasificados de Estados Unidos obtenidos en forma ilegal”, escribió el asesor legal del departamento de Estado, Harold Koh, al fundador de WikiLeaks Julian Assange y a su abogado.

“Como ustedes saben, si alguno de los materiales que ustedes tienen intención de publicar fueron brindados por funcionarios o cualquier intermediario sin la debida autorización, (éstos) fueron provistos en violación de la ley de Estados Unidos y sin considerar las graves consecuencias de esta acción”, continuó Koh.

“En tanto WikiLeaks no detenga tal material, la violación de la ley continúa”, añade.

Por su parte, Assange dijo este domingo en una videoconferencia con periodistas de Jordania que la inminente revelación de documentos secretos por parte de su página web concierne “todos los grandes asuntos”.

“El material que estamos a punto de publicar cubre, básicamente, todos los grandes asuntos de cada país del mundo”, dijo Assange a los periodistas jordanos, a los que indicó que hablaba a través de videoconferencia porque “Jordania no es el mejor sitio para tener a la CIA a tus talones”.

Se ignora el lugar desde el que el habló Assange, quien indicó que “la pasada semana vimos que Estados Unidos se movilizaba para intentar desactivar el efecto” que podría tener la publicación de “más de 250.000 cables clasificados de embajadas estadounidenses de todo el mundo”.

La inminente publicación por WikiLeaks de esos documentos secretos provoca dolores de cabeza a numerosos gobiernos, mientras Washington multiplicaba este fin de semana contactos con sus socios para amortiguar el impacto.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, descolgó el viernes su teléfono para advertir personalmente a los dirigentes franceses, afganos, emiratíes, británicos y chinos sobre el posible contenido de los documentos confidenciales en poder del sitio de internet.

“En todo el Departamento de Estado, altos funcionarios están en contacto con los países para prevenirlos”, admitió Philip Crowley, el portavoz de la diplomacia estadounidense.

El empeño en limitar los daños es tanto más aleatorio cuanto que WikiLeaks dispondría de cerca de tres millones de documentos de todo tipo provenientes de las embajadas de Estados Unidos en el mundo entero: análisis, balances de reuniones con dirigentes extranjeros, notas diversas.

Esos papeles confidenciales están destinados al uso exclusivo del gobierno estadounidense, y el Departamento de Estado advierte desde hace algunos días contra los riesgos de su publicación para el país y sus aliados.

En una entrevista con la cadena de televisión CNN que se difundirá este domingo de noche y cuya transcripción obtuvo la AFP, el jefe del estado mayor conjunto, almirante Michael Mullen, calificó la iniciativa de WikiLeaks de “extremadamente peligrosa”, en particular para la seguridad de los soldados estadounidenses, y llamó a los responsables del sitio a no revelar los documentos.

El propósito de WikiLeaks, un sitio especializado en la divulgación de documentos confidenciales, “es un obstáculo absoluto para mi función, que consiste en discutir en confianza con la gente”, opinó por su parte James Jeffrey, embajador estadounidense en Bagdad.

En Moscú, el diario Kommersant también afirmó que las fugas informativas comportaban apreciaciones “desagradables” que podrían herir a Moscú.

“La divulgación de secretos británicos siembra el pánico”, aseguraba el sábado el diario popular Daily Mail en Londres, donde el gobierno del primer ministro James Cameron llamó a los propietarios de medios de prensa a no revelar las implicaciones de las fugas para la seguridad del Reino Unido.

El diario británico The Guardian, el semanario alemán Der Spiegel, The New York Times y el francés Le Monde reprodujeron las precedentes fugas de WikiLeaks.

Según una fuente oficial británica, una parte de los documentos podría ser objeto de “notas DA”, es decir acuerdos voluntarios por los cuales los medios aceptan no publicar algunas informaciones sensibles sobre operaciones militares y de inteligencia.