El primer ministro neozelandés John Key declaró este jueves que esperaba explicaciones sobre la explosión en una mina de carbón que dejó 29 muertos, al tiempo que advirtió que posiblemente se necesite “meses” para rescatar los cuerpos.

Ante un país en duelo y mientras las banderas ondeaban a media asta, Key dijo que la nación se esforzaba por comprender la tragedia de la mina de Pike River, la más grande catástrofe minera del país en casi un siglo.

“Necesitamos respuestas tras lo ocurrido en Pike River. Es evidente que algo funcionó muy mal y mató a 29 personas”, dijo Key, quien visitó la pequeña ciudad de Greymouth, a 50 km de la mina, en la costa oeste de la isla Sur de Nueva Zelanda, para ver a las familias de mineros desaparecidos.

La policía anunció la víspera que tras una segunda explosión, ocurrida el miércoles, ya no había esperanza de encontrar sobrevivientes en la mina, donde 29 mineros estaban desaparecidos desde hacía cinco días.

“Es una investigación que removerá cielo y tierra, para que las familias sepan por qué sus hombres no volverán a casa”, dijo el primer ministro neozelandés a los periodistas.

El primer ministro se reunió con las familias, que según él sentían más resignación que cólera. “Había mucho dolor en la sala, pero no ira. Saben que esto es una enorme tragedia”, indicó.

Las familias ahora quieren “recuperar los cuerpos para vivir su duelo”, lo que “es normal y natural”, pero ello debe darse “con total seguridad para los que dirigen la operación”, agregó.

En la mina se sigue detectando una alta concentración de gases tóxicos.