Decenas de estudiantes ocuparon el jueves la famosa torre inclinada de Pisa, en Toscana, en el centro de Italia, y otros ingresaron en el Coliseo de Roma para protestar contra la reforma de universidades prevista por el gobierno de Silvio Berlusconi.

Los estudiantes colgaron desde el penúltimo piso de la torre una pancarta proclamando “no a la reforma” de la universidad, mientras que en Roma otros ingresaban masivamente al Coliseo tras participar en una manifestación este jueves en la tarde.

Al llegar al segundo piso del célebre monumento de la capital italiana, desplegaron una banderola que proclamaba “Nosotros somos los verdaderos leones” y enarbolaron botes fumígenos rojos ante la mirada estupefacta de los turistas.

En otras ciudades italianas, miles de estudiantes se manifestaron por segundo día consecutivo para protestar contra la reforma de la enseñanza superior prevista por el gobierno de derecha.

En Florencia se produjeron enfrentamientos y varios estudiantes resultaron heridos. En Roma, donde se concentraron varios miles de jóvenes, no se registraron incidentes.

Confrontado a la crisis económica, el gobierno italiano adoptó varias leyes en dos años de mandato, cuyo efecto fue suprimir unos 9.000 millones de euros y 130.000 puestos de trabajo en la educación nacional, entre 2009 y 2013.

La reforma de la universidad prevé la fusión de los centros más pequeños, el acceso a los consejos de administración de expertos externos al mundo académico y la reducción del mandato de los rectores.

Sus detractores estiman que aspira sobre todo a ahorrar, por ejemplo dejando de renovar los contratos fijos de miles de investigadores.

El miércoles hubo enfrentamientos entre estudiantes y fuerzas de la policía, principalmente en el centro de Roma.

El 17 de noviembre ya hubo manifestaciones que reunieron a varias decenas de miles de estudiantes en las grandes ciudades italianas (Roma, Milán, Florencia, Palermo).

La reforma de la universidad debe ser votada el 30 de noviembre por la Cámara de Diputados. El documento podría volver de nuevo al Senado para una tercera y última lectura si el texto adoptado por la cámara baja es diferente del votado el verano (boreal) pasado por la cámara alta.