Miles de estudiantes británicos volvieron a salir a las calles de todo el país este miércoles para protestar contra la subida anunciada de las matrículas universitarias, dos semanas después de una primera protesta multitudinaria en Londres dominada por la violencia.

En la capital, un pequeño grupo de manifestantes atacó un furgón policial aparcado en medio de Whitehall, la céntrica arteria que alberga numerosos edificios gubernamentales como Downing Street, residencia oficial y oficina del primer ministro, ante las cámaras de televisión.

Los jóvenes rompieron con violencia el parabrisas y los retrovisores del vehículo, y lo cubrieron de graffiti mientras otro puñado de manifestantes trataban de impedir que causaran mayores daños.

Con excepción de este incidente, la marcha en la que participaban universitarios pero también escolares uniformados parecía desarrollarse en un ambiente festivo.

“Estos cortes son ridículos”, dijo Anthony Moore-Baspos, un estudiante del King’s College de 23 años. “Haremos lo que sea para impedirlos”, agregó.

En la manifestación del 10 de noviembre la policía se vio desbordada por el número de manifestantes -hasta 50.000- y no pudo impedir que unos 200 jóvenes tomaran por asalto el edificio que alberga la sede del Partido Conservador.

El enfrentamiento se saldó entonces con 68 detenidos, varios heridos y cuantiosos daños materiales.

Fue la mayor protesta hasta la fecha contra el gobierno de coalición formado por conservadores y liberaldemócratas, y la primera contra el drástico plan de ajuste anunciado en octubre para reducir un déficit excesivo.

Los estudiantes anunciaron esta vez su intención de dirigirse a la sede de los ‘LibDems’, quienes con su entrada al gobierno incumplieron su promesa de campaña de luchar contra un incremento del precio de las matrículas, para entregarle una carta a su líder y viceprimer ministro, Nick Clegg.

“Te instamos a retirar el respaldo LibDem a los recortes conservadores a nuestro sistema educativo, o a hacer frente a la decepción y la ira de una generación que ha sido traicionada”, rezaba el texto.

El gobierno anunció a principios de mes un aumento considerable de las matrículas en las universidades inglesas, que podrían pasar de 3.290 libras (5.200 dólares, 3.890 euros) anuales por alumno a 6.000 libras (9.480 dólares, 7.090 euros) e incluso a 9.000 libras “en circunstancias excepcionales”.