Al menos 53 personas murieron el lunes en el espectacular incendio de céntrica una torre residencial de 28 plantas de Shanghai, anunció este martes el ayuntamiento, en un nuevo balance citado por la agencia estatal Nueva China.

Unos 70 heridos permanecen hospitalizados al día siguiente del drama, precisó la agencia.

El fuego estalló al parecer en el andamiaje instalado en la torre para obras de remodelación. Gigantescas llamas se propagaron por toda la estructura de esta “torre infernal”.

The Global Times indicaba este martes que unas obras de soldadura pudieron provocar el incendio.

Un responsable de la empresa encargada de las obras en la torre explicó al diario que se estaban empleando grandes cantidades de poliuretano, una resina de poliésteres muy inflamable.

Un obrero citado por The China Daily explicó por su parte que se trataba de una obra para aislar el edificio para ahorrar energía.

Las autoridades van a realizar una investigación a fondo y castigarán a los culpables, advirtió el ministro de Seguridad Pública, Meng Jianzhu, citado por Nueva China.

Unos residentes explicaron a las AFP que las obras de renovación acababan de empezar y la mayoría de los vecinos seguían residiendo en la torre.

La torre residencial, que albergaba a 156 familias, esencialmente profesores, algunos de ellos jubilados, según la agencia oficial china, se encuentra en el barrio comercial y densamente poblado de Jingan.

Varias personas se arrojaron por las ventanas del edificio para huir de las llamas y otras trataron de bajar por los andamios, informó Nueva China.

El incendio generó una impresionante humareda negra en el centro de la metrópolis de Shanghai (20 millones de habitantes), según imágenes transmitidas por televisión, en las que también se veía a habitantes del edificio huyendo por las calles, aún bajo el impacto y con el rostro ennegrecido por el humo.

Los bomberos, que acudieron con unos 60 vehículos, lucharon contra las llamas por espacio de cuatro horas y media hasta lograr apagar las llamas.

Li Xiuyun, una sobreviviente de 61 años, explicó a la AFP que había huido por las escaleras junto a su familia desde la planta 16.

“Había un humo espeso y vidrio roto por todas partes. Mi hijo se quitó los calcetines y los humedeció. Nos tapamos la nariz. Yo caminé al bajar sobre gente que yacía”, declaró.

Según The Global Times, más de 180 personas se encontraban en la torre cuando se declaró el incendio.

Zhang, una mujer que vivía en el último piso, explicó a Nueva China que pudo escapar por la salida de emergencia junto a una decena de vecinos.

Un centenar de residentes pudieron ser socorridos, según la agencia de noticias.

Tres helicópteros daban vueltas sobre la torre para intentar salvar a las personas que se refugiaron en el techo, pero las operaciones se dificultaban con el espeso humo que subía del edificio.

Poco después de la medianoche, los socorristas seguían buscando sobrevivientes en la gran torre carbonizada.

Para la ciudad de Shanghai, la más moderna y cosmopolita de China, este incendio, con su grave balance de víctimas, es una catástrofe enorme.

Shanghai acaba de acoger, sin el menor accidente durante seis meses, la Exposición Universal que atrajo a un número récord de visitantes (más de 73 millones) antes de cerrar sus puertas el 31 de octubre.