Cerca de 2,8 millones de personas que realizan este año la peregrinación a La Meca, en Arabia Saudita, empezaron este martes a lapidar estelas que simbolizan a Satán, en el primer día de la fiesta del sacrificio que celebran todos los musulmanes del mundo.

Imagen de Soqotra en Flickr

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Según el servicio saudita de estadísticas, 1,8 millones de peregrinos llegaron desde el extranjero, y cerca de un millón vinieron de Arabia Saudita para el hajj, la mayor peregrinación del mundo, que todo musulmán debe supuestamente cumplir una vez en la vida si cuenta con los medios para hacerlo.

Los creyentes arrojaban piedras a la gran estela de Satán, que los musulmanes llaman Iblis, en el valle de Mina, cerca de La Meca. “Estamos echando al diablo que nos habita”, afirmó un peregrino jordano, Marwan Mashah.

El egipcio Mohammed Othman lanzó más que las siete piedras reglamentarias. “Fallé la estela” con la primera pedrada, explica.

En medio del desorden, cientos de miles de piedras volaban por encima de las cabezas de los peregrinos, que deben lanzar, según la tradición, siete piedras durante este primer día contra la estela de 30 metros de altura y 21 al día siguiente, o dos días después, contra la grande, la mediana y la pequeña.

Tras rezar juntos en la mezquita de Namera y pasar el día lunes pidiendo perdón a Dios en el Monte Arafat, símbolo de la espera del Juicio Final, los peregrinos durmieron en el valle de Mina, convertido en una inmensa ciudad de tiendas de campaña.

La peregrinación a La Meca es uno de los cinco pilares del islam que todo musulmán debe cumplir en su vida si sus medios se lo permiten.

Este año, las autoridades esperan que la lapidación de las estelas de Satán termine sin contratiempos, ya que este rito dio lugar en años pasados a movimientos incontrolados de multitud con consecuencias fatales.

Actualmente, la gente llega por un puente de varios pisos construido para canalizar a la muchedumbre que participa en el ritual.

En enero de 2006, 364 personas murieron literalmente aplastadas durante la peregrinación. En julio de 1990, 1.426 peregrinos fallecieron, la mayoría de ellos asfixiados al cundir el pánico en un túnel.

Tras la lapidación, los creyentes deben inmolar un animal en recuerdo de Abraham, que aceptó inmolar a su hijo para obedecer a Dios, antes de que el arcángel Gabriel le propusiera a último momento sacrificar un cordero en su lugar.

Actualmente, en los hechos, los peregrinos compran bonos a las autoridades sauditas que inmolan a los animales y luego envían ayuda a musulmanes pobres de distintas partes del mundo.

Así, el presidente estadounidense, Barack Obama, subrayó el lunes que “cerca de tres millones de peregrinos de más de 160 países, incluido Estados Unidos, se reunieron en La Meca”.

El mandatario deseó a todos los musulmanes del mundo un “feliz Aid Al Adha” o fiesta del sacrificio y dijo que esta celebración permite “recordar los valores y raíces comunes de las tres mayores religiones del mundo”.