El presidente francés Nicolas Sarkozy aprovechó la remodelación del Gobierno para suprimir el Ministerio de Identidad Nacional denunciado desde su creación en 2007, como un intento para ganarse al electorado de ultraderecha, y la inmigración estará bajo la égida del Ministerio del Interior.

Imagen de Wikipedia

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La creación del ministerio de Inmigración e Identidad Nacional había generado indignación entre la izquierda y las organizaciones de lucha contra el racismo, denunciando un ministerio “de la vergüenza” y un “insulto para los inmigrantes” contrario a la “tradición republicana”.

Sin embargo, su desaparición no disipó la preocupación reinante.

“Lamentablemente, más allá de la desaparición de un título nauseabundo como la ‘identidad nacional’, tememos que la temática de la identidad en peligro siga siendo desplegada”, reaccionó el lunes el presidente de SOS Racismo, Dominique Sopo.

Durante su campaña, el presidente francés Nicolas Sarkokzy lo había repetido: “La política de inmigración es la identidad nacional de Francia en 30 años”.

Pero ese ministerio provocó malestar desde su creación, inclusive en las filas de la mayoría gobernante de derecha.

Primero la derecha acusó a esa cartera de organizar repatriaciones de inmigrantes clandestinos para lograr “cifras” máximas. Y luego fue atacado por haber permitido una suerte de “liberación” de declaraciones racistas con motivo del fallido debate sobre la identidad nacional organizado a fines de 2009 por el ministro saliente de esa cartera, Eric Besson, un tránsfuga del Partido Socialista.

El lugar del islam en la sociedad francesa, que alberga a la mayor comunidad musulmana de Europa con unas seis millones de personas, se sumó al debate provocado por la iniciativa gubernamental –que ya es ley– de prohibir el uso del velo islámico integral en la administración y los espacios públicos.

Aquel debate generó declaraciones como las del alcalde de una pequeña ciudad que advirtió contra el peligro de “dejarse dominar” por los inmigrantes.

En el nuevo gobierno, el encargado de la inmigración será el ministro del Interior, Brice Hortefeux, muy cercano al presidente Sarkozy, que ya dirigió esa cartera.

Al vincular inmigración e interior, el gobierno establece “un vínculo entre inmigración e inseguridad”, denunció la diputada socialista Sandrine Mazetier.

El Consejo Representativo de Asociaciones Negras (CRAN) se sorprendió de que Sarkozy mantenga al frente de Interior a “Brice Hortefeux (…) condenado en primera instancia” en junio pasado por injuria racista.

Hortefeux impulsó también la expulsión de campamentos de gitanos procedentes de Bulgaria o Rumania. Su director de gabinete firmó una circular expresa en la materia provocando una crisis con la Unión Europea (UE).