Ferrari y Fernando Alonso tenían la gloria en su mano antes del último Gran Premio de Fórmula 1 y acabaron como grandes perdedores, tras un grave error estratégico que puso en bandeja el título al alemán Sebastian Vettel, aunque la ‘Scuderia’ quiere ya pensar en 2011.

Las lágrimas de Alonso, bicampeón mundial en 2005 y 2006, resumían la desolación que se vivió en Ferrari tras ver cómo el título iba sorprendentemente para el alemán, que llegaba a Abu Dabi como tercero de la general, por detrás del líder Alonso y del australiano Mark Webber.

La cara pálida del director del equipo, Stefano Domenicali, también mostraba claramente el estado de ánimo que se vivía en la escudería de Maranello.

El español parecía tenerlo todo a favor para lograr en la última carrera un título especialmente meritorio, teniendo en cuenta la superioridad técnica de Red Bull, algo que él había conseguido ir supliendo con su talento y experiencia, saliendo siempre airoso de los peores momentos.

Calcando su estrategia a la de Webber al parar pronto en ‘boxes’, mientras Vettel sobrevolaba el circuito de Yas Marina en Abu Dabi el domingo, Ferrari se equivocó, dejando a Alonso bloqueado tras el Renault de Vitaly Petrov, al que no consiguió adelantar. Su séptima plaza final le costó el campeonato.

“Fue una decisión difícil. Había que tomarla en un momento”, justificó Alonso. “Es inútil buscar culpables. Formamos un equipo. Ganamos y perdemos juntos”, añadió este lunes en la página web del equipo.

“Un título que se escapa por cuatro puntos tres 19 carreras puede perderse en cualquier momento de la temporada, no sólo al final”, apunto. Tras una mala noche, Alonso ha reflexionado y espera que esta experiencia le sirva para mejorar en el futuro.

Su patrón, Stefano Domenicali, pidió a Alonso y al resto de Ferrari que mantengan “la cabeza alta”.

“Hemos hecho una temporada que nadie hubiera esperado a principios de año y, sobre todo, a mitad de temporada. Tenemos que ser conscientes de ello”, afirmó el director de la Scuderia.

A pesar de quedar a las puertas del cielo, Ferrari puede ser optimista con su resurrección, después de un ‘annus horribilis’ en 2009, cuando sólo sumó una victoria (Kimi Raikkonen) y vio cómo el brasileño Felipe Massa estuvo medio año de baja tras un grave accidente en Hungría.

La victoria de Alonso en el primer Gran Premio de la temporada, en Bahréin, ilusionó al equipo y su sprint en la parte final de la temporada había puesto el título en bandeja, pero Vettel privó al asturiano de su tercera corona mundial.

“Lo que no hay que hacer es hacer caso a los falsos profetas, a los que digan que ya han vaticinado nuetra derrota y que somos un grupo de incompetentes. Pero de manera interna, tenemos que trabajar en los sectores a reforzar”, apuntó Domenicali.

Desde Ferrari confían en que 2010 haya sido el año de lanzamiento de su proyecto y que 2011 sea el de la confirmación.

“Han llegado varias personas a nuestro equipo este año. Su llegada tendrá un gran impacto el próximo año, seremos competitivos desde el principio”, deseó Domenicali, que quiere una regularidad similar a la de Red Bull este año.