Una encuesta de la Universidad Andrés Bello y Datavoz, reveló que la población chilena tuvo un aumento en el consumo de medicamentos para dormir, y también para “estar más tranquilos y sentir menos tristeza”.

El plantel dijo que un 22% de los encuestados reconoce haber tomado alguna vez en su vida fármacos para esos fines, con una incidencia de un 27% en mujeres versus 17% en hombres.

Mientras que un 33% de los encuestados con 60 años y más, contestó afirmativamente haberlos consumidos, y en todos los niveles socioeconómicos el consumo es similar.

De los encuestados que reconocieron haber tomado alguno de estos fármacos, un 82% dice haberlo hecho con receta de un médico, manteniéndose en rangos similares los pertenecientes a Isapres con un 77% con los de Fonasa o tarjeta de indigencia con un 86%.

“Mucho de este consumo corresponde a automedicación, conducta que es muy peligrosa ya que son medicamentos que producen adicción, que no deben mantenerse a largo plazo y que cuando existe abuso, implica necesariamente el aumento de dosis para producir los efectos anteriores”, expresó el académico de la U. Andrés Bello, Manuel Inostroza.

Por otro lado, el 66% de la población urbana declaró no haber practicado deporte en el último mes por más de treinta minutos. Aunque la tendencia es a la baja, dado que en 2000 este porcentaje se elevaba a un 76% de acuerdo a la Encuesta de Calidad de Vida y Salud del ministerio de Salud. Pero, todavía se requieren más esfuerzo para promover una mejor calidad de vida en la población, dijo el plantel universitario.

Pero la encuesta también abordó el estado nutricional de la población. En la última década se observa que el consumo de legumbres, frutas y verduras y leche, quesillo y yogurt ha aumentado. Los encuestados mostraron un aumento en el consumo de frutas y verduras a un 90% en 2010 versus un 82% en 2000. Al igual que con las legumbres, de 25% a 33% y la leche, quesillo y yogurt, de 59% a 68%.

En el caso de los lácteos, su consumo es mayor a medida que aumenta el nivel socioeconómico.

Por otro lado, el consumo general de mayonesa, queso, papas fritas, sopaipillas u otras frituras se ha mantenido estable (27% a un 28% en 10 años), lo cual es positivo, pero no así en los niveles socioeconómicos bajo y medio, dijo la universidad.

Con respecto a los grupos de carnes, el consumo de 2 ó 3 veces a la semana o todos los días se ha mantenido estable en la carne de vacuno (49%) y la carne de pollo (60%).

Sólo la carne de cerdo, cordero, cecinas, vísceras, pana, chunchules y riñones experimenta variación, mostrando un alza de 8 puntos porcentuales (de 14% a 23%) en la última década