La caótica organización de los Juegos de la Commonwealth echó por tierra las esperanza de India de presentarse ante el mundo como una potencia emergente dinámica, capaz de rivalizar con los espectaculares Juegos Olímpicos de Pekín de 2008, estiman los analistas.

morethanthegames.co.uk

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Los “Juegos de la Vergüenza”, como los llama la prensa india, dejaron en evidencia graves fallas de organización y proyectan la imagen de un país con una burocracia ineficaz, malas infraestructuras y pobreza flagrante.

“No creemos que el turismo se vea afectado pues la mayoría de los que vienen de visita a la India esperan ver una imagen del pasado, con sus encantadores de serpientes y su suciedad”, consideró Robinder Sachdev, presidente del gabinete de consejo Imagindia.

“Pero muchas decisiones de consejos de administración en el terreno de los negocios y las inversiones serán por cierto afectadas por esta colosal exhibición de incompetencia”, afirmó Sachdev.

Según los analistas, el caos previo a los Juegos dañó seriamente la imagen que India quería dar de si mismo, la de un país capaz de respetar un programa y un presupuesto para un acontecimiento de envergadura internacional.

Durante la semana pasada se acumularon las malas noticias, destacándose en particular el desplome de una pasarela que llevaba al estadio principal y los comentarios desastrosos sobre el estado sanitario en la ciudadela deportiva, considerado “repugnante” e “inhabitable”.

El gobierno había estimado en 2003 que el costo total de los juegos sería menor a 100 millones de dólares, pero el monto final será finalmente de unos 6.000 millones de dólares.

Los Juegos deberían haber dado a la India la posibilidad de “mostrar su economía floreciente, el reciente desarrollo de sus infraestructuras y el mejoramiento de la situación en el mundo de los negocios”, destacó Matt Robinson, economista de la agencia de notación internacional Moody’s.

De ahora en adelante, la “confianza en las infraestructuras de la India y en su capacidad de organizar grandes eventos así como su reputación en tanto destino turístico están cuestionadas”, estimó.

El secretario general de la Federación de cámaras de comercio y de la industria se declaró “profundamente preocupado”, considerando que había un “signo de interrogación sobre la capacidad de la India para cumplir su palabra”.

India, que ganó su condición de sede de los Juegos en 2003 pero que comenzó a trabajar en la preparación sólo en 2008, “no tiene excusa” por los retrasos en las obras, comentó Rajeev Sharma, responsable para la India del sindicato internacional de la construcción y la ebanistería.

Los problemas se conocían desde hacía meses, pero el primer ministro Manmohan Singh convocó a una reunión de crisis hace apenas unas semanas.

Según los analistas, el chasco de la preparación de los Juegos debería ser considerado más como un signo de la incompetencia de la burocracia gubernamental que como el reflejo de las perspectivas de la India.

Todo ésto tampoco debería impedir el crecimiento económico, estimaron.

“A pesar de la percepción de los inversionistas extranjeros en lo que se refiere a la corrupción y la burocracia, el enorme mercado interno difícilmente pueda ser ignorado”, destacó por su parte Deepak Lalwani, responsable para la India de la sociedad de inversiones Astaire and Partners con sede en Londres.