El presidente ruso Dimitri Medvedev destituyó el martes por decreto al poderoso alcalde de Moscú, Iuri Lujkov, que dirigía la capital rusa desde 1992 y que últimamente había entrado en conflicto con el Kremlin, informaron las agencias rusas.

El decreto ordena que Lujkov, 74 años, sea “destituido de sus funciones de alcalde por haber perdido la confianza del presidente ruso”, indica la agencia RIA Novosti.

En el mismo decreto, Medvedev nombró a Vladimir Resin, adjunto de Lujkov, para reemplazarlo en el cargo en forma interina.

El lunes, Iuri Lujkov había declarado en un programa televisivo que no iba a renunciar de forma voluntaria.

En agosto pasado, Lujkov había sido duramente criticado por su mal desempeño durante los incendios que afectaron a Rusia y particularmente Moscú.

Lujkov, que estaba de vacaciones, demoró diez días en regresar a Moscú, asfixiada por los gigantes incendios que azotaron a Rusia.

Lujkov había respondido secamente a los medios de prensa y también a las críticas formulada por el Kremlin.

“Está bien que Yuri Mijailovich (Luzjov) haya regresado y retomado sus funciones, pero es una lástima que no lo haya hecho antes”, había declarado por su lado una fuente del Kremlin citada por las agencias rusas.

El 10 de agosto pasado, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, lo había convocado a sus despacho para criticarlo públicamente por su tardío regreso.

“No tengo miedo”, había sido la respuesta de Lukjov ante la dirección moscovita de Rusia Unida, el partido ultramayoritario que detenta el poder en Rusia y preside Vladimir Putin.

Pero los observadores consideraban que la carrera política del alcalde de Moscú estaba terminada.

“Lujkov está debilitado y sus días están contados. El tema ahora son las condiciones en las cuales abandonará su puesto, las suyas o las del Kremlin”, había comentado el 10 de agosto pasado Nikolai Petrov, del centro Carnegie en Moscú.

Lujkov, un peso pesado de la política rusa, había hasta hoy sorteado con éxito todas las crisis de la Rusia posterior a la caída del comunismo.

El mandato de Lujkov llegaba a término en 2011, un año antes de la elección presidencial.

Varios programas televisivos había acusado últimamente a Lujkov y a su mujer, la multimillonaria Elena Baturina, de aprovecharse de sus funciones.

En muy pocos años, Baturina desarrolló en Moscú un imperio immobiliario y de obras pública que le permitió amasar una fortuna de 2.900 millones de dólares.

En reiteradas ocasiones, Lujkov rechazó las acusaciones de favoritismo hacia su mujer.