Una peligrosa situación que bien pudo tener un final distinto pudo observar La Radio este viernes en el muelle de embarque de Angelmó, desde donde zarparon distintas embarcaciones a las múltiples islas de nuestro archipiélago.

Cerca de las 16 horas, varias naves emprendieron rumbo con carga y pasajeros, algunas con mucho cargamento y otras sin los obligatorios chalecos salvavidas. Lo lamentable es que estando cerca, muy cerca la capitanía de Puerto, la Gobernación y -por si fuera poco- la propia 5º Zona Naval, nadie de la autoridad marítima estaba en el lugar para fiscalizar este irregular proceder.

Embarques en Angelmó | Sergio Osses

Embarques en Angelmó | Sergio Osses

Consultados en el Departamento de Operaciones, un funcionario que se identificó como el teniente Contreras señaló que “La Armada no puede poner un marino en cada muelle”, agregando que los esfuerzos se concentraban en las ramadas. Culminó señalando que, en la medida en que las embarcaciones cumplan la norma, pueden zarpar.

Lamentablemente y como se podía observar, las naves no cumplían la norma. El muelle no estaba tan lejos como para fiscalizar y, si bien es claro que no se puede poner un marino en cada muelle, no es menos cierto que la fecha era importante, que el resto de los servicios como Carabineros sí fiscalizaron los terminales que les competen, lo que no sucedió en Angelmó cuya jurisdicción es de la Marina, donde no hubo ningún efectivo para fiscalizar el área de su competencia.

La situación se torna aún más grave, toda vez que la Gobernación Marítima difundió un documento donde además de llamar al autocuidado de la comunidad, aseguró que “desarrollaría los esfuerzos necesarios para asegurar que quienes usan el mar como medio de transporte, trabajo o turismo, puedan hacerlo en forma segura” (descarga aquí el comunicado en PDF).

La imagen evocó cuánto hemos aprendido desde el lamentable episodio ocurrido en febrero pasado cuando naufragó la nave María Soledad II y se escuchó la misma explicación: “No podemos tener un marino en cada muelle”. Esta vez estaba mucho más cerca y posible la fiscalización, no había mal tiempo y en las cercanías habían muchos más efectivos que aquella vez en Carelmapu.