Un extraño robo afectó el fin de semana pasado a varios locales de la galería Giacaman, en el centro de Concepción. Los autores resultaron ser pintores contratados por la administración quienes, ebrios, sustrajeron varias especies y sufrieron violentas caídas en medio del particular atraco, sin saber que todo estaba siendo registrado por las cámaras de seguridad del recinto.

Ladrones mojados... ¿o salados?

Ladrones mojados... ¿o salados?

No se trata de maestros instalando escaleras, ni andamios para iniciar una nueva jornada de trabajo, sino que de dos inexpertos ladrones, quienes aprovechando el conocimiento de los diferentes locales de la galería Giacaman, lugar que pintaban desde hace 4 meses, no aguantaron y decidieron poner a prueba su pericia en el arte delictivo.

Pero la situación poco a poco comenzó a complicarse, dada la difiucultad para acceder hasta uno de los locales y también por la ingesta de alcohol en medio de la jornada laboral, como demuestran los múltiples resbalones y caídas que sufrieron.

Pero la desfachatez de los nóveles delincuentes llegó al límite cuando, consultados por la administración por su ausencia laboral este lunes, el autor intelectual indicó que había sufrido un lamentable accidente. Accidente que, tal como evidencia la cámara de seguridad, fue producto del descuido de su cómplice.

Como si el millón de pesos sutraído en especies, el fuerte golpe producto de la caída de más de 3 metros de altura y el registro de sus huellas por todo el lugar no fuera suficiente, los ineptos maleantes, al igual que en la noventera película “Mi pobre Angelito”, quisieron dejar su marca registrada tratando de inundar el local como hacían los torpes “ladrones mojados”… quienes al igual que su calcada versión criolla, vieron frustrado su cometido.